H. Luis Alejandro Huesca Cantú, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, abre mi corazón para descubrir qué es lo que quieres de mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”
Habiendo oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy, en el Evangelio, Jesús nos sorprende nuevamente. Llama a Leví, quién será conocido en la Iglesia como el evangelista san Mateo, a una vida nueva. Lo llama a darlo todo, a dejarlo todo para una gran misión. San Marcos narra que Jesús vio a Mateo «sentado al mostrador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Se levantó y lo siguió.» (Mc 2, 14). ¡Verdaderamente increíble! ¿Cómo habrá sido la fuerza de la presencia de Jesucristo que Mateo inmediatamente fue capaz de dejar sus monedas y su fama para seguirlo a Él?
Caravaggio pintó esta misma escena, La Vocación de Mateo, en el año 1600. Actualmente esta famosa pintura se encuentra en la Iglesia de San Luis de los Franceses en la ciudad de Roma. Caravaggio pinta a Jesús del lado derecho que está llamando a Mateo (tercero de izquierda a derecha). Si fijas bien tu mirada en Mateo, percibirás que la ropa que está usando no corresponde a la del tiempo de Cristo, sino que es una vestimenta del siglo XVII, cuando fue pintado este cuadro de estilo barroco. Creo que este pequeño detalle nos dice mucho. Cristo no sólo llamó en Israel a sus apóstoles hace 2000 años, también llama en la actualidad. Sí, el mismo Cristo también te llama a ti, que usas ropa del siglo XXI. Cristo te tiene una misión personal a la que te llama para transformar el mundo.
Ahora en este momento de oración pregúntale a Jesús: «Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué misión me tienes encomendada? ¿Qué me pides hoy para llevar tu amor a todos los rincones de la tierra?»
«El Señor nos llama por nuestros nombres y nos dice: ¡Sígueme! No para hacernos correr detrás de espejismos, sino para transformarnos a cada uno en discípulos-misioneros aquí y ahora. Él es el primero en desmentir todas las voces que buscan adormeceros, domesticaros, anestesiaros o silenciaros para que no busquéis nuevos horizontes. Con Jesús siempre hay nuevos horizontes. El nos quiere transformar a todos y hacer de nuestra vida una misión. Pero nos pide una cosa, nos pide que no tengamos miedo a ensuciarnos las manos, de no tener miedo de ensuciarnos las manos.»
(Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Entregarlo todo, sin reservas, en la misión que Dios me pide.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.