La Cátedra de san Pedro, apóstol
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que pueda amarte, Señor, para que mi vida sea un constate sí a tu voluntad. Dame la sabiduría que necesito para saber lo que Tú me pides, cómo debo actuar, qué debo decir, etc.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quien dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cuando tenía doce años, uno de mis primos fue a mi casa para invitarme a un centro vocacional; en ese momento no sabía exactamente qué era eso, pero, de todas formas, acepté y fuimos un fin de semana. Lo que más me gustó fue cuando jugamos el sábado y teníamos que buscar en el lugar pistas para armar un mapa y encontrar el «tesoro»; había varios grupos de niños y todos buscábamos las mismas cosas. Después de eso, en el verano, me invita a ir por un mes y también acepté. Al final de este mes me quedé en el centro y estuve allí por seis años; después fui a Estados Unidos para seguir estudiando por cuatro años y ahora estoy en Roma en mi segundo año.
En la pequeña historia de mi vocación descubro cómo ha sido un madurar la respuesta que le he dado a Cristo en mi vida. ¿Quién eres tú? Es la incógnita que Jesús nos lanza a todos de diversas maneras y, a lo largo de nuestra vida, intentamos responderle. La respuesta no es la misma cada vez porque vamos madurando y aprendiendo más cosas.
Hoy que celebramos la cátedra de san Pedro recordamos, de manera especial, al papa Francisco quien, en su propia vida ha hecho una experiencia de Cristo que le ha llevado a responderle a su invitación de seguirlo hasta el día de hoy. En el camino que ha recorrido ha habido momentos gozosos y momentos difíciles, pero confiando en el Señor de todo corazón, ha seguido adelante diciendo con san Pedro «Tú eres el Hijo de Dios». Y es gracias a Dios que él puede seguir su camino porque ha aceptado en su vida al Espíritu que vivifica todas las cosas.
«“¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado, de las estadísticas. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadística. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”. Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Leer o escuchar por quince minutos un documento, homilía o discurso del papa Francisco.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.