H. Anderson Dugarte, LC.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Buenos días, Señor. Gracias por darme un nuevo amanecer, una nueva oportunidad de amarte y estar junto a ti. Permite que hoy pueda estar contigo en todo lo que haga. Quiero ser plenamente tuyo y para ti. Deseo que todos mis pensamientos, anhelos y obras sean acordes a tu santa voluntad. Te amo. Quédate conmigo todo este día.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”.
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús nos muestra su señorío en este pasaje del evangelio. Él es el dueño de toda la creación, es el soberano del Universo entero, todas las criaturas están bajo su poder.
Hoy Jesús nos quiere enseñar que lo importante es que hagamos todo con Él, pues estando con Él y haciendo lo que Él hace nos va a llevar hacia la felicidad y plenitud de vida. Las normas sí son importantes, pero Dios es infinitamente más importante que cualquier norma. Entonces, lo importante es hacer lo que Él hace, vivir junto a Él, imitarlo en el amor que pone en cada cosa que hace. Eso es lo que realmente importa.
Y así como Él es el dueño del sábado, debemos pedirle que sea dueño de nuestras vidas. Cuando Jesús es Señor de algo, cuida de eso que le pertenece, por tanto, al darle nuestras vidas, estamos dejando que Él nos tome y cuide de nosotros, que entre en nuestra historia y vaya guiando nuestro caminar, que nos vaya llevando hacia la felicidad, hacia la paz, hacia el Cielo.
Un medio concreto para dejarle entrar en nuestras vidas es contemplarle frecuentemente en el Evangelio. Un par de versículos pueden iluminar nuestro día.
«Por esto, queridos hermanos y hermanas, no renunciemos a la Palabra de Dios. Es la carta de amor escrita para nosotros por Aquel que nos conoce como nadie más. Leyéndola, sentimos nuevamente su voz, vislumbramos su rostro, recibimos su Espíritu. La Palabra nos acerca a Dios; no la tengamos lejos. Llevémosla siempre con nosotros, en el bolsillo, en el teléfono; démosle un sitio digno en nuestras casas. Pongamos el Evangelio en un lugar donde nos recordemos abrirlo cada día, si es posible al inicio y al final de la jornada, de modo que entre tantas palabras que llegan a nuestros oídos llegue al corazón algún versículo de la Palabra de Dios. Para poder hacer esto, pidamos al Señor la fuerza de apagar la televisión y abrir la Biblia; de desconectar el móvil y abrir el Evangelio.».
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de enero 2021).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a ofrecer mi día pidiendo a Jesús que sea el Señor de mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.