H. José Romero, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios mío, enséñame a amar como Tú me has amado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Carlos y María son un matrimonio que tuvieron a su primer hijo cuando él estaba estudiando ingeniería y ella medicina. Eran jóvenes esposos que estudiaban, trabajaban y cuidaban a su pequeño hijo. Casi siempre estaban haciendo algo, siempre se estaban esforzando y dormían muy poco. ¿De dónde sacaban sus fuerzas? La repuesta la tenemos en el Evangelio de hoy.
Jesús desea ir a reposar con sus discípulos y, al final, termina enseñando, no una cosa sino muchas cosas, a las personas que se le acercaron. Si Jesús quería reposar, ¿de dónde saca las fuerzas? Este Evangelio lo podemos leer en una clave de sacrificio para hacer el bien. Así como Carlos y María duermen poco para cuidar a su hijo, Jesús no reposa por las personas que se le acercan. Pero debemos enfocarnos en otra cosa para ver el secreto de Dios, la fuente de sus fuerzas.
El Evangelio nos dice que Jesús se compadeció y luego se puso a enseñar. La misericordia de Jesús es su secreto. El secreto de Carlos y María es el amor que le tienen a su hijo; el secreto de Dios es su amor. Porque el verdadero reposo de Jesús es amarnos, el mejor descanso de unos padres es estar con su hijo. Hoy podemos descubrir que la gran fuente secreta de Jesús es su amor.
¡Es hora de amar! Porque el verdadero reposo es acoger a las personas, el verdadero reposo es amar. Probemos el secreto de Dios y amemos para estar con Él. Cristo no reposa solo, está con sus discípulos. Solamente con un verdadero reposo un cristiano descansa con Cristo; solamente amando está con Dios amante. ¡Es hora de reposar! ¡Es hora de amar!
«En el centro del episodio evangélico que hemos escuchado está la “compasión” de Jesús. Compasión, una palabra clave del Evangelio; está escrita en el corazón de Cristo, está escrita desde siempre en el corazón de Dios. En los Evangelios, a menudo vemos a Jesús que siente compasión por las personas que sufren. Y cuanto más leemos y contemplamos, mejor entendemos que la compasión del Señor no es una actitud ocasional y esporádica, sino constante, es más, parece ser la actitud de su corazón, en el que se encarnó la misericordia de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 5 de octubre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un acto de amor sin pensar en mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.