El saludo a la Santísima Virgen se reza dos veces al día: en la mañana hacia las doce del mediodía, y en la tarde hacia las seis. El «Angelus» se reza todo el año, excepto en el tiempo pascual. El «Regina cæli», desde el domingo de pascua hasta el mediodía del sábado de pentecostés inclusive.
El Angelus
El ángel del Señor anunció a María.
Y concibió del Espíritu Santo.
Dios te salve María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí, según tu palabra.
Dios te salve María …
Y el Verbo se hizo carne.
Y habitó entre nosotros.
Dios te salve María …
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: te pedimos, Señor, infundas tu gracias en nuestras mentes, para que los que hemos conocido por el mensaje del ángel el misterio de la encarnación de tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección, por los méritos de su cruz y pasión. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)
Regina Caeli
Alégrate, Reina del cielo, aleluya.
Porque aquél a quien mereciste llevar en tu seno, aleluya.
Ha resucitado como lo predijo, aleluya.
Intercede por nosotros ante Dios, aleluya.
Gózate y alégrate, María virgen, aleluya.
Porque en verdad el Señor ha resucitado, aleluya.
Oremos: oh Dios, que has llenado de alegría al mundo con la resurrección de Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, concédenos por intercesión de su Madre la Virgen María, el llegar a poseer la dicha de la vida inmortal. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. (Tres veces)
Oración al ángel de la guarda
Ángel del Señor, que eres mi custodio; puesto que la providencia soberana me encomendó a ti, ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname en este día. Amén.