El Papa Francisco, quien guio a la Iglesia Católica durante 12 años con una impronta de humildad y cercanía, fue despedido por miles de personas en una emotiva ceremonia en la Plaza de San Pedro, donde su testimonio quedó claro para todos los presentes. La misa del funeral, que se celebró el pasado 26 de abril, fue presidida por el Cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio, y reunió a más de 250 mil personas, incluidos jefes de Estado, monarcas y dignatarios de diversas partes del mundo. ¿Cómo vivieron esto algunos miembros del Regnum Christi?
Además de los asistentes a la misa, hay que añadir 150 mil personas que se congregaron por las calles de Roma para rendir homenaje y ver pasar el ataúd del Papa mientras era transportado de la Basílica de San Pedro a la Basílica de Santa María la Mayor.
Legionarios, consagradas, laicos consagrados y laicos asociados estuvieron presentes desde los días en que los restos del Papa estaban en la Basílica de San Pedro y estos días, en el marco del “Jubileo de los Adolescentes”, miembros del ECYD pudieron participar de la misa del funeral del Papa Francisco.
Una adolescente del ECYD de Chile, comenta que lo que más le había marcado del Papa Francisco era su humildad, «a pesar de tener el título de “Papa” no se creía más que los demás», para el H. Pablo Hernández, L.C., que vive en Roma, dice que ha sido muy significativo que muchos líderes mundiales hayan asistido al funeral porque muestra lo que todos buscamos «el bien común y la paz y qué tan importante fue la voz del Papa en estas cuestiones».
Durante su pontificado, Francisco mostró una caridad cristiana que tocó las vidas de los más necesitados, los migrantes y los refugiados, aquellos que más sufrían en el mundo. En la homilía del funeral, el Card. Re destacó la imagen más reciente del Papa, cuando, a pesar de los graves problemas de salud, apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro para impartir su bendición el domingo de Pascua, y luego saludó a los miles de fieles en la Plaza desde su papamóvil descubierto.

Un Papa cerca de la gente
El Card. Re, recordó la decisión del entonces Card. Jorge Mario Bergoglio de tomar el nombre de Francisco al convertirse en Papa, un gesto que simbolizó la sencillez y el compromiso con los más desfavorecidos. «Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos», dijo el Card. Re, destacando la «impronta de su fuerte personalidad» en la gestión de la Iglesia. Francisco, conocido por su cercanía con las personas, no solo se dedicó a la reforma interna de la Iglesia, sino que también se involucró activamente en los problemas globales, instando a la unidad y al servicio hacia los más necesitados.
«Siempre hemos cantado en las JMJ: “esta es la juventud del Papa”. Y hoy venimos a despedirlo muchos jóvenes diciendo “Francisco, ¡gracias por tu pontificado! ¡Gracias por lo que le has regalado a la Iglesia!: mostrarnos el corazón misericordioso de Jesús que no se cansa de perdonar, que acoge a todos”» (Comentario en Instagram Regnum Christi Internacional).
Para él, la Iglesia no solo debía ser un lugar de acogida, sino una «casa para todos», un «hospital de campaña» que se inclinara ante las personas y se hiciera cargo de los grandes males que atormentan al mundo. Su primer viaje apostólico, a Lampedusa, un símbolo del drama de la migración reflejó su pasión por la justicia social y su compromiso con los más vulnerables.
Su llamado a la paz fue constante a lo largo de su pontificado. En un mundo marcado por guerras, violencia y polarización, el Papa Francisco hizo un llamado firme a la reconciliación y el entendimiento mutuo. «Construir puentes y no muros» fue una de sus consignas más representativas, alentando a los líderes mundiales a buscar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales.
La misa del funeral fue también un homenaje no solo a su vida y obra, sino también a su espíritu indomable, a su capacidad para inspirar esperanza y compasión en un mundo que a menudo parece dividido y desesperanzado.

«Una experiencia muy profunda para los jóvenes ver que la Iglesia está viva, que hay mucha presencia de jóvenes y adolescentes, el compartir con otros miembros del ECYD de diversas partes del mundo les enriquece mucho. Ellos lo están valorando y les toca el corazón» (P. Michael Sester, L.C.).
El último viaje del Papa Francisco
Francisco fue enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en una tumba sencilla que refleja la humildad con la que vivió su vida. Con este gesto final, el pontífice una vez más dejó claro que su misión en la vida no era acumular sino servir con amor incondicional a la Iglesia y al mundo.
Desde la Basílica de San Pedro hasta Santa María la Mayor, el Papa hizo su último viaje para reposar bajo la mirada de la Virgen Salus Populi Romani, advocación mariana a la que tuvo una especial devoción y a donde acudía cada vez que iba a realizar un viaje para encomendarse a la Virgen o para dar gracias por algún acontecimiento especial.
El Papa Francisco, quien siempre pidió que se rezara por él: «No se olviden de rezar por mí», ahora, ya ante Cristo desde el cielo, «bendice a la Iglesia, a Roma, y al mundo entero, como hizo por última vez desde el balcón de la Basílica de San Pedro», concluyó el Cardenal Re en su homilía.
Se puede ver una galería de imágenes de la misa del funeral del Papa en este enlace.