Mientras muchas personas celebran estos días el carnaval en Brasil, un grupo de 80 jóvenes optó por dedicar estos días a una causa diferente: la construcción de una capilla en la comunidad Nuestra Señora de la Caridad, en Fazenda Rio Grande, Paraná (Brasil). Esta iniciativa es parte del proyecto SuperAção (Super Acción), impulsado por el Regnum Christi, que ha edificado cerca de 40 capillas en diversas regiones del país.
Construir con las manos y con el corazón
Para estos jóvenes voluntarios, el esfuerzo físico es solo una parte de la experiencia. Helena Mosele, de 23 años y una de las coordinadoras del proyecto, describe la experiencia como algo que «no se explica, se vive». Más allá de clavar y lijar, su objetivo es brindar a los participantes un encuentro con Dios mediante el carisma del Regnum Christi, donde participan legionarios de Cristo, consagradas, laicos consagrados y laicos asociados.
Helena ha participado en la construcción de varias capillas en diferentes partes de Brasil y relata que su vida cambió después de involucrarse en SuperAção. «Dios reconfiguró mi historia después de SuperAção y me hizo encontrarlo», afirma. «Y después de que lo encontré, mi corazón ya no se satisface con el mundo». Para ella y muchos otros, el sentido del carnaval adquiere una dimensión diferente: «La diversión del carnaval parece muy pequeña en comparación con lo que Dios preparó para mí en estos días».

Thiago Ribeiro, ingeniero químico de 34 años, también ha encontrado en el proyecto un camino de transformación personal. «Yo no era un católico practicante, pero algo en mí cambió después de mi primera participación. Fue el inicio de mi camino de reencuentro con la fe», cuenta. Ha ayudado a construir diez capillas y describe cada experiencia como un momento de transformación interior y una oportunidad para ser testigo del amor de Dios.
Una necesidad urgente en la comunidad
La comunidad Nuestra Señora de la Caridad enfrenta una situación desafiante. Hasta ahora, las misas se celebraban en el sótano de un mercado, pero el propietario del establecimiento ha solicitado el espacio de vuelta, dejando a los feligreses sin un lugar de culto. Fue entonces cuando una integrante de la comunidad, conocedora del proyecto SuperAção, propuso la construcción de una capilla. Con el apoyo del obispo, el párroco y las autoridades locales, y tras encontrar el terreno adecuado, los preparativos comenzaron hace diez meses.
Desde entonces, los voluntarios han trabajado con recursos obtenidos a través de donaciones y recaudaciones organizadas por los propios jóvenes. «Cada mes, en cada reunión, en cada actividad, Dios fue construyendo algo en nosotros y enseñándonos a confiar», explica Helena. La organización es clave, pero también lo es la confianza en la providencia. «Tenemos un proyecto, un cronograma, una organización de funciones y Dios nos va capacitando a lo largo de los días para construir esto».
Más allá de la capilla física
Para el P. Rafael Kizimia, L.C., quien acompaña a los voluntarios, la construcción no se limita al edificio físico. «Además de la capilla exterior, es muy importante que en cada acción que realizamos también construyamos nuestra capilla interior», sostiene. Para él, lo fundamental es que la experiencia no se quede solo en el trabajo manual, sino que los jóvenes puedan experimentar el amor de Dios y convertirse en su testimonio vivo.
La dimensión espiritual del proyecto se refuerza con misas diarias, momentos de formación y de oración. «En medio del cansancio, estos momentos los ayudan a seguir transformando su corazón y su ser interior», explica el P. Rafael.

El impacto de SuperAção va más allá de la construcción. Durante sus siete años como acompañante del proyecto, el P. Rafael ha visto cómo muchos jóvenes llegan sin una dirección clara en sus vidas, pero se marchan transformados. «Hemos recibido muchos jóvenes que no sabían qué querían en la vida, que no habían tenido una experiencia del amor de Dios, y cuando construyen la capilla en estos cuatro días, notamos una gran transformación».
Para muchos, lo que comenzó como una curiosidad o una invitación de amigos se convierte en una vivencia profunda de fe. «Al final del proyecto, muchos jóvenes nos dicen: “Vine porque me dijeron que tenía que venir”, “vine por curiosidad”, “vine porque nunca había construido nada y quería saber cómo era, pero ahora estoy aquí porque realmente quiero estar aquí, porque he experimentado el amor de Dios”», concluye el P. Rafael.
Un carnaval con un nuevo significado
Para estos jóvenes, los días de carnaval adquieren un nuevo significado. Eligen dedicar su tiempo y energía a algo que consideran más trascendente: servir a los demás y construir un espacio de encuentro con Dios. En cuatro días, no solo erigen un templo de ladrillos y madera, sino que también fortalecen su fe y su comunidad. La capilla Nuestra Señora de la Caridad será, sin duda, un testimonio de su compromiso y una fuente de inspiración para otros jóvenes que buscan dar un significado más profundo a sus vidas.
El presente artículo tuvo como base “Jovens aproveitam o carnaval para construir uma capela no Paraná”.