En un mundo donde el liderazgo se mide por el poder y la influencia, Jesucristo sigue siendo el líder por excelencia. Su impacto radicó en su entrega incondicional y su capacidad de transformar corazones. En su libro, en ingles, «Leader Like No Other: What Secular Leadership Models Reveal about Jesus», el P. Daniel Brandenburg, L.C., profundiza en esta paradoja: ¿cómo alguien sin ejército, sin riqueza y sin estructuras de poder establecidas pudo cambiar el curso de la historia? A través de su análisis, el P. Daniel revela que el liderazgo de Jesús no solo desafía los modelos corporativos, sino que sigue siendo el ejemplo central para la Iglesia y para todo cristiano llamado a guiar con el corazón de Cristo.
En la historia de la humanidad, han surgido líderes que han dejado su huella en la sociedad. Algunos han gobernado con autoridad y poder, otros han inspirado movimientos sociales o han revolucionado la cultura y la ciencia. Sin embargo, ninguno ha impactado la historia de la misma manera que Jesucristo. Su liderazgo no solo transformó a sus contemporáneos, sino que sigue moldeando la vida de millones de personas en todo el mundo, dos mil años después de su paso por la tierra.
La figura de Jesús suele estar ausente en los estudios convencionales sobre liderazgo. Esta omisión, lejos de ser accidental, refleja la singularidad de su misión y su método. Como dice el P. Daniel Brandenburg, L.C., en su libro, en ingleé, «Leader Like No Other: What Secular Leadership Models Reveal about Jesus» (Líder como ningún otro: lo que los modelos de liderazgo secular revelan sobre Jesús), Cristo no encaja en los paradigmas tradicionales de liderazgo. No buscó el poder, no utilizó la manipulación ni la coerción; sin embargo, su mensaje ha sido el más perdurable de la historia.
El liderazgo de Jesús – señala el P. Daniel – no responde a los cánones clásicos. No se basa en la conquista ni en la persuasión elocuente, sino en un llamado radical al corazón humano. No ofreció riqueza ni gloria terrenal a sus seguidores, sino la promesa del Reino de Dios. No prometió comodidad, sino la cruz. No construyó imperios ni dirigió ejércitos. No escribió libros ni dejó tratados filosóficos. Aun así, su influencia atrajo a multitudes, desató una revolución espiritual sin precedentes y continúa guiando la vida de la Iglesia. Su huella se extiende a través de dos mil años y su mensaje continúa moldeando culturas, conciencias y civilizaciones. ¿Qué tiene entonces el liderazgo de Jesús que lo hace tan extraordinario?

Un líder que forma discípulos, no seguidores pasivos
El P. Daniel comenta que, a diferencia de los grandes líderes de la historia, Jesús no construyó su autoridad en torno a su propia imagen ni se rodeó de estructuras de poder. En cambio, dedicó su ministerio a formar discípulos, hombres y mujeres dispuestos a dar testimonio de la verdad incluso con su propia vida. No solo les transmitió enseñanzas, sino que los modeló a través del ejemplo: vivió lo que predicó, amó con autenticidad y sirvió sin esperar nada a cambio. Jesús sigue siendo una presencia viva para millones.
Este modelo de liderazgo basado en el discipulado es distinto al que el mundo propone. El P. Daniel comenta que, mientras muchos líderes buscan generar dependencia en sus seguidores, Jesús llamó a los suyos a madurar en la fe, a asumir responsabilidades y a continuar su misión. Envió a sus apóstoles al mundo con el mandato de «ir y hacer discípulos en todas las naciones» (Mt 28,19), confiando en que el Espíritu Santo les daría la fuerza para perseverar. Su vida, documentada sin que él mismo escribiera una sola línea, es hoy el núcleo del libro más vendido de la historia.
Este principio sigue vigente en la vida de la Iglesia. Los verdaderos líderes cristianos – dice el P. Daniel – no son aquellos que acumulan autoridad o prestigio, sino los que están dispuestos a dar su vida por los demás. El Papa Francisco, en su exhortación apostólica Dilexit nos, nos recuerda que el centro de la vida cristiana es el amor: «Del corazón de Cristo brota el Evangelio, y su amor nos impulsa a amar». Este amor no es sentimentalismo ni una simple emoción pasajera, sino un compromiso concreto con la misión de Cristo en el mundo.
Un liderazgo que transforma corazones y sociedades
El liderazgo de Jesús no solo transformó a individuos, sino que cambió profundamente la sociedad. Su mensaje rompió con estructuras de exclusión y opresión, llamando a la dignidad de cada persona como hijo de Dios. En una época donde las mujeres y los marginados eran relegados al olvido, Jesús los puso en el centro de su ministerio. Habló con la samaritana junto al pozo, tocó a los leprosos, defendió a la mujer adúltera y acogió a los pecadores con misericordia.
Hoy, este llamado sigue siendo actual. La Iglesia, afirma el P. Daniel, no puede reducir su misión a una institución administrativa o a una tradición cultural. Está llamada a ser testimonio vivo del amor de Cristo, un faro de esperanza en un mundo fragmentado por el egoísmo y la indiferencia. Este liderazgo no se basa en estructuras políticas ni en estrategias de persuasión, sino en la fuerza del Evangelio. No busca imponer, sino atraer; no manipula, sino que ilumina con la verdad. Es el liderazgo de quien se arrodilla para lavar los pies de sus discípulos, de quien carga la cruz sin renegar, de quien ofrece su vida en sacrificio por amor.

Cristo, un liderazgo siempre actual
En un mundo que enfrenta crisis de autoridad y credibilidad, el liderazgo de Jesús sigue siendo la única respuesta auténtica para la Iglesia y los cristianos. Su modelo no es el de la dominación ni el de la autopromoción, sino el del servicio humilde y la entrega total. Frente a la tentación del clericalismo y del poder mundano, la Iglesia está llamada a redescubrir el corazón del liderazgo de Cristo: el amor incondicional, la verdad sin concesiones y el sacrificio por el bien de los demás.
A lo largo de la historia, los santos han vivido este liderazgo de manera ejemplar. En su obra, el P. Daniel muestra que, desde San Francisco de Asís hasta Santa Teresa de Calcuta, pasando por San Juan Pablo II y el propio Papa Francisco, cada uno de ellos ha mostrado que la verdadera autoridad en la Iglesia no proviene de títulos o posiciones jerárquicas, sino de una vida conformada con el Corazón de Cristo.
Esta realidad del liderazgo de Jesús resuena profundamente en las iniciativas y apostolados del Regnum Christi, que promueven una formación integral de líderes cristianos: hombres y mujeres capaces de encarnar, desde su fe, un nuevo estilo de liderar. Uno que no aspire a mandar, sino a servir; que no busque reconocimiento, sino transformación desde el corazón, formar líderes cristianos al servicio de la Iglesia, promoviendo la plenitud de la vocación bautismal y la construcción del Reino de Cristo en la sociedad.
El liderazgo de Jesús, caracterizado por su amor incondicional, humildad y servicio, ofrece un modelo atemporal y universal. En un mundo en constante cambio, su ejemplo nos invita a liderar con el corazón, buscando siempre el bien común y la transformación positiva de la sociedad.

Lee aquí una entrevista en inglés del P. Daniel Brandenburg, L.C. sobre su libro, el liderazgo de Jesús y algunos proyectos de estudio sobre el tema.
«Estoy trabajando con un equipo para desarrollar un curso de liderazgo en Divine Mercy University. También estoy colaborando en un proyecto con Catholic Leadership Institute para poner mi investigación doctoral al servicio de los obispos de todo el país, con el fin de mejorar su liderazgo pastoral. Además, un amigo y yo estamos trabajando para lanzar un programa de radio semanal en The Quest, en Atlanta, que ofrece una visión católica de las noticias. Tengo varias ideas para futuros libros, aunque el que creo que abordaré a continuación es un ensayo católico que aclare qué constituye un discernimiento y un acompañamiento saludables» (P. Daniel Brandenburg, L.C.).
Conoce más sobre el P. Daniel en su página web.