Angélica Roa
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, hoy vengo nuevamente a tus pies, a abrirte mi corazón y a abrirme al tuyo. ¿Qué quieres confiarme en este día? Ayúdame a abrirme a ti, a tu Palabra, a tu Misterio, con la confianza de un hijo/a que se acerca al corazón de su padre o de su madre, porque se sabe plenamente amado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría. Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El misterio de dolor y el gozo, de la tristeza y la alegría… es una constante en nuestra vida. No es fácil recorrer este camino, que nos parece tan contradictorio. Unos se alegran, otros lloran. A veces, nos sentimos felices, en otras ocasiones, desconsolados. Esta en nuestra experiencia de la vida….
Pero, al escuchar tu Palabra y experimentar tu Amor, Señor, me siento profundamente consolado/a. Después de haber meditado tantas veces en la Cruz y en la Resurrección, en el dolor y la alegría, en tantas cosas que se contraponen continuamente en nuestra vida… y el haberme encontrado Contigo en todo ello, me abro a la esperanza y a la confianza de que eres Tú quien lleva mi vida. Ciertamente no lo comprendo con la mente, pero mi corazón te descubre presente y sé que “eres Tú”, que “es el Señor”, siempre a mi lado, guiando mi vida y dándole sentido a todo lo vivido.
Ayúdame a seguir caminando con la mirada puesta en ti, con la confianza en tu amor infinito, con la seguridad de que eres Tú quien siempre está a mi lado, guiándome por esta vida hacia la vida eterna.
Quiero, con mi vida unida a la tuya, ser un faro en este mundo que necesita descubrirte siempre presente entre nosotros, guiándonos hacia la Casa del Padre, con la acción suave y profunda del Espíritu Santo.
«No es cristiano caminar con la mirada dirigida hacia abajo -como hacen los cerdos: siempre van así- sin levantar los ojos al horizonte. Como si todo nuestro camino se terminara aquí, en la palma de pocos metros de viaje; como si en nuestra vida no existiera ninguna meta y ningún fin, y nosotros estuviéramos obligados a un eterno errar, sin ninguna razón para nuestras tantas fatigas. Esto no es cristiano».
(Papa Francisco, catequesis del 23 de agosto del 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Transmitir optimismo, apoyado en la esperanza, a las personas con quienes me encuentre el día de hoy.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.