H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que escuche tu melodía en mi vida para que sepa ir conforme a los sonidos que me presentas. Te pido la gracia de aceptar mi vocación de seguirte en el camino seguro que va al cielo; sé que hay muchas cosas por las que me iría a otro lado, pero confío en ti y pido tu gracia para tenerte siempre en mente como alguien especial.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 16-19
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’. Vino el Hijo del hombre, y dicen: ‘Éste es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En estos días la Iglesia nos invita a prepararnos para la venida de Cristo, y como nos recuerda san Bernardo de Claraval, hay tres venidas: una histórica con el evento de la encarnación, otra al final de los tiempos y una ahora en mi corazón, si lo acepto. Durante la primera semana de adviento contemplamos la segunda venida en la que veremos a Dios cara a cara, sin poder esconder nada de lo que hicimos, sea para bien o para mal, nuestro juicio.
En este pasaje se nos presentan dos maneras de vivir para Dios: la de Juan, que era más ruda en forma y la de Jesús que es dura pero suave como su yugo. Así es como, en un primer momento, se nos habla de unos niños que sería Juan y Jesús que intentaban comunicar la alegría del Evangelio con su flauta, pero sus compañeros no bailaban al ritmo y a veces hasta los rechazaban.
A todos nos llega el tiempo de la muerte y esperamos que los demás no les suceda lo mismo que los niños de la flauta. Al final de los tiempos veremos quién tenía la razón y se revelarán todas las intenciones del corazón. Dios nos preguntará: ¿Por qué no bailaste y lloraste cuando era el tiempo apropiado? Por no ser ni frío ni caliente te vomitaré de mi presencia.
Pidámosle al Señor que nos conceda la gracia de bailar y llorar en el tiempo indicado para llegar listos a su encuentro.
«Hay que pedir al Señor que nos dé la gracia de saber resistir a aquello a lo que debemos resistir, lo que viene del maligno, lo que nos quita la libertad. Y que el Señor nos de la gracia de saber abrirnos a las novedades, pero solamente a aquellas que vienen de Dios con la fuerza del Espíritu Santo y que nos dé la gracia de discernir las señales del tiempo para tomar las decisiones que deberemos tomar en ese momento.»
(Homilía de S.S. Francisco, 24 de abril de 2018, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Abriré mi corazón al Señor dándole más tiempo a la oración durante este mes.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.