Santos Cirilo, monje y Metodio, obispo
H. Álvaro García, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, envíame tu Espíritu de paz. Quédate cerca de mi corazón y háblale. Y una vez transformado, llámame a llevar tu luz a quien no la tiene. «Vuestro soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí?»
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37
En aquel tiempo, salió Jesús de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Le llevaron entonces a un hombre sordo y tartamudo, y le suplicaban que le impusiera las manos. Él lo apartó a un lado de la gente, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Después, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “Effetá”, (Que quiere decir “¡Ábrete!”). Al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y empezó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, ellos con más insistencia lo proclamaban; y todos estaban asombrados y decían: “¡Qué bien lo hace todo! Hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy se celebra en la liturgia a los santos Cirilo y Metodio, los dos grandes evangelizadores de la Europa del Este, donde se hablan las leguas eslavas (Bulgaria, Rusia, Serbia…). Fueron dos grandes apóstoles que, incluso, inventaron un abecedario para poder traducir la Biblia a las lenguas de los pueblos eslavos (por eso el alfabeto que usan se llama cirílico)
Es providencial el Evangelio de hoy. Seguro que los dos grandes santos lo escucharon antes de partir a misionar. Jesús sale de su territorio normal de acción hacia una tierra habitada mayoritariamente por gentiles. Nos lo podemos imaginar bordeando el lago de Galilea, decidido y con paso fuerte, en dirección hacia donde sale el sol. Contemplémosle: ¿qué debía pensar en el camino?, ¿cómo debía ser su fuego interior?
Contemplemos también al sordomudo. Nunca había oído ni hablado, sólo veía imágenes como en una película antigua sin audio. Un grupo de amigos y vecinos le llevaban hacia Jesús, el profeta del pueblo vecino, para que le impusiera las manos y lo curara. ¿Lo hacían de buena fe, lo hacían esperando ver un milagrillo? No se sabe, contémplalo tú, métete entre la multitud. Lo que sí sabemos es que Jesús no le impuso las manos como todos querían. Jesús le metió los dedos en los oídos y en la boca y, con una palabra, empezó a oír y hablar.
Pídele a Jesús ser como Él y como los santos Cirilo y Metodio, y que te dé el amor que necesitas para salir al encuentro de los gentiles. Deja que nazca en ti su mismo deseo de llevar luz y alegría, dile que quieres ser sus manos para curar al que no oye y al que no habla.
«Jesús nos ha desvelado el secreto de un milagro que podemos repetir también nosotros, convirtiéndonos en protagonistas del “Effatá”, de esa palabra “Ábrete” con la cual Él dio de nuevo la palabra y el oído al sordomudo. Se trata de abrirnos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren y necesitan ayuda, escapando del egoísmo y la cerrazón del corazón. Es precisamente el corazón, es decir el núcleo profundo de la persona, lo que Jesús ha venido a «abrir», a liberar, para hacernos capaces de vivir plenamente la relación con Dios y con los demás. Él se hizo hombre para que el hombre, que se ha vuelto interiormente sordo y mudo por el pecado, pueda escuchar la voz de Dios, la voz del Amor que habla a su corazón, y así aprenda a hablar a su vez el lenguaje del amor, traduciéndolo en gestos de generosidad y de donación de sí.» (Ángelus de S.S. Francisco, 9 de septiembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a salir a la periferia: iré a un grupo de amigos que no frecuento y les hablaré de Cristo y cómo Él da sentido y felicidad a mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.