H. Luis Alejandro Huesca Cantú, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¡Señor Jesús! Quiero decirte que deseo ardientemente preparar mi corazón para adorarte en esta Navidad, como lo han hecho los pastores. Por eso, me pongo en tu presencia y te pido humildemente tu gracia, para que todo mi ser te alabe y te bendiga.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Ya faltan pocos días para Navidad. Y el Evangelio de hoy nos lleva a encontrarnos con uno de los protagonistas. Sí, el Evangelio nos ayuda a conocer a un hombre justo que habla poco, pero que, por medio de sus obras, es capaz de hablarnos al corazón: san José. Los Evangelios no nos transmiten ninguna palabra o diálogo de él, pero nos logran mostrar algo más profundo y más grande: su corazón.
José no comprende cómo es que María va a dar a luz a un niño. Parece que sus planes no han salido como había previsto. Y es aquí cuando vemos la grandeza de san José: reacciona con un corazón lleno de amor, a pesar de no comprender los caminos de Dios.
Seguramente a alguno le ha pasado que se derrama por accidente el agua de un vaso sobre la mesa. El vaso se ladea y, en un instante, el agua parece buscar una salida rápida. Toda el agua se empieza a extender como buscando abrazar la mesa.
Reflexionar un poco sobre esta experiencia sencilla nos puede ayudar a preguntarnos: ¿y yo cómo reacciono ante lo que está fuera de mis planes? ¿Y cómo habría reaccionado san José ante esta situación? Sin duda alguna, san José no hubiera querido poner en evidencia a nadie y simplemente hubiera perdonado, limpiado la mesa y seguido adelante como un hombre justo que escucha la voz de Dios en su interior y se pone en camino.
¡Cuánto nos enseña san José! Un hombre que, por su confianza en Dios, reacciona con gran paz y mansedumbre ante las cosas que no entiende. Te invito a aprovechar este tiempo de oración para contemplar la bondad de Dios a través del ejemplo de este gran santo, el papá adoptivo de Jesús.
«La narración del Evangelio de hoy presenta una situación humanamente incómoda y conflictiva. José y María están comprometidos; todavía no viven juntos, pero ella está esperando un hijo por obra de Dios. José, ante esta sorpresa, naturalmente permanece perturbado, pero, en lugar de reaccionar de manera impulsiva y punitiva ―como era costumbre, la ley lo protegía― busca una solución que respete la dignidad y la integridad de su amada María. El Evangelio lo dice así: “Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto”. José sabía que, si denunciaba a su prometida, la expondría a graves consecuencias, incluso a la muerte. Tenía plena confianza en María, a quien eligió como su esposa. No entiende, pero busca otra solución. Esta circunstancia inexplicable le llevó a cuestionar su compromiso; por eso, con gran sufrimiento, decidió separarse de María sin crear escándalo. Pero el Ángel del Señor interviene para decirle que la solución que él propone no es la deseada por Dios. Por el contrario, el Señor le abrió un nuevo camino, un camino de unión, de amor y de felicidad, y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo”.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 22 de diciembre de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy procuraré que mis acciones y mis reacciones estén llenas de amabilidad y de bondad y pediré a san José que me ayude.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.