Santa Rita de Casia, religiosa
H. Jesús Alberto Salazar Brenes, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, en este momento de oración quiero pedirte que traigas paz a mi corazón y sepa afrontar con fe y alegría las contrariedades de este día.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 16, 20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría.
Cuando una mujer va a dar a luz, se angustia, porque le ha llegado la hora; pero una vez que ha dado a luz, ya no se acuerda de su angustia, por la alegría de haber traído un hombre al mundo. Así también ahora ustedes están tristes, pero yo los volveré a ver, se alegrará su corazón y nadie podrá quitarles su alegría. Aquel día no me preguntarán nada”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
La Iglesia hoy nos presenta un gran modelo de santidad, Santa Rita de Casia quien fue esposa, madre de familia y religiosa y que, gracias a que grabó las palabras de este Evangelio en su corazón, llegó a la santidad.
Para nosotros cristianos a veces podría parecer que la vida es más dura. Tomamos las mejores decisiones de acuerdo con una ética justa y no con respecto a los criterios del mundo, sino para agradar a Dios y tener nuestra conciencia en paz; sufrimos algún mal físico o espiritual en donde parece que Dios calla.
Santa Rita en su historia de vida también sufrió todos estos problemas, y si ella lo logró, ¿por qué no lo podemos hacer nosotros? Los santos fueron personas normales, con sus luchas y sufrimientos, pero la gran diferencia radica en que sabían en quién estaba puesta su mirada y hacia Él dirigían todas sus obras porque tenían la certeza de que el Señor les iba a consolar. Si no venía la consolación en esta vida, vendría en la gloria eterna.
El Señor nos promete en la Palabra que nos regala hoy que nada ni nadie podrá quitarnos nuestra alegría. El cristiano auténtico, en camino a la santidad, es luz donde llega. Su alegría no es solamente una alegría superficial de un rato, sino una alegría profunda que, aunque le sobrevengan mil tormentas encima, tiene su ancla, su roca, en Jesús.
¿Quién nos podrá robar la alegría que nos da tu amor, Señor? Sí, sólo Tú tienes palabras de vida eterna que colman nuestro corazón y nos hacen ser luz para llevarla a nuestros hermanos.
«Dios nos ama con corazón de Padre. Y este es el principio de la alegría. El fuego del amor de Jesús hace desbordante este gozo, y es suficiente para incendiar el mundo entero. ¡Cómo no van a poder cambiar esta sociedad y lo que ustedes se propongan! ¡No le tengan miedo al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande! A ese sueño grande yo hoy los invito. Por favor no se metan en el “chiquitaje”, no tengan vuelos rastreros, vuelen alto y sueñen grande.»
(Bendición de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Poner buen ambiente de alegría en mi familia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.