H. Vicente Toledo, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero estar un momento a solas contigo. El mundo trata de distraerme, pone todo a mi alcance para que no te dedique tiempo. Concédeme la gracia de dejar de lado todo lo que me preocupa para dedicar un momento a platicar contigo a solas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, persecuciones y deseos de imponer las propias ideas son palabras que suenan muy fuerte, pero son actitudes que tenemos todos los días y, muchas veces, forman parte del famoso «así soy yo».
Estamos en un camino de arrepentimiento y reconciliación; la liturgia de este tiempo de cuaresma va preparando nuestro corazón para vivir junto a Jesús su pasión y muerte. Pero depende de nosotros cómo queremos vivir este tiempo; que pase como un periodo más, que sea un tiempo ordinario y aburrido, o que realmente tenga el sentido de acompañar a Jesús en el desierto. Evidentemente la situación actual del mundo no nos permite vivir la cuaresma como la hemos vivido, tal vez, en años anteriores. La pandemia nos ha hecho reflexionar y ser conscientes de nuestra fragilidad terrena.
El Papa Francisco nos invita a retornar al Padre, no un retornar físicamente sino más allá. El Evangelio de hoy se relaciona con esa invitación de «retornar», de regresar a mí mismo, de examinarme para ver cómo he actuado, cuáles han sido mis actitudes, mis reacciones, mis obras, en referencia a los demás. Y, si es necesario, regresar a esa persona a la que le he fallado y pedirle perdón. Hace unos días escuchamos en el Evangelio cómo Jesús nos enseña a orar, y dentro del Padre Nuestro pedimos perdón, como nosotros también perdonamos a los que nos ofenden. Es tiempo de perdonar, de hacer vida la oración a la que podemos muchas veces estar acostumbrados.
Cuaresma es tiempo con Jesús en el desierto para purificar, convertir, transformar nuestro corazón y, así, ser dignos de estar junto a Él en su pasión y muerte. No lleguemos a Semana Santa corriendo, con prisa, sin haber hecho un profundo examen sobre nuestros actos. Dediquemos un tiempo para pensar en las ofensas que hemos cometido y no tengamos miedo de pedir perdón; busquemos, en la medida de nuestras posibilidades, ir a las personas que les hemos fallado. Con el único con el que no debemos dialogar es con el diablo, pero fuera de él, nada debería impedirnos acercarnos a los que más nos cuestan. Dios siempre va con nosotros.
«“Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Y esta es la justicia que viene de Dios. […] En cada corazón, incluso en la persona más corrupta y alejada del bien, se esconde un anhelo de luz, aunque se encuentre bajo escombros de engaños y errores, pero siempre hay una sed de verdad y bondad, que es la sed de Dios. Es el Espíritu Santo quien despierta esta sed: Él es el agua viva que ha plasmado nuestro polvo, Él es el soplo creador que le dio vida. Por eso la Iglesia es enviada a anunciar a todos la Palabra de Dios, impregnada de Espíritu Santo. Porque el Evangelio de Jesucristo es la mayor justicia que se puede ofrecer al corazón de la humanidad, que tiene una necesidad vital de ella, aunque no se dé cuenta.» (Audiencia de S.S. Francisco, 11 de marzo de 2020).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Jesús, te ofrezco rezar durante toda la cuaresma un Padre Nuestro en reparación por mis pecados y te pido la gracia de pedir perdón a los que he ofendido.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.