San Ignacio de Loyola
H. Francisco J. Posada, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que pueda descubrirte en mi vida y saber reconocer que Tú me hablas en el silencio de mi alma.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él.
Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hablar de Dios es difícil y aún más hacerlo con las personas que están más cerca de nosotros, por eso necesitamos pedirle a Dios que nos dé la valentía necesaria para actuar por amor, ya que debemos reconocer que es, también, un bien para la gente que conocemos mejor. ¿Cómo nos vamos a poner a hablar de Cristo o leer la Biblia a los demás? ¿Qué pensarían de nosotros? En estas circunstancias nos es bueno recordar cuáles son las cosas más importantes en nuestra vida. Dios ocupa el primer lugar, o mejor dicho, el centro de nuestra existencia. Es como el punto medio de una cúpula del cual se esparce la presión a todos los puntos a su alrededor, del amor de Cristo en nuestras vidas se esparce en su justa medida a todas las demás personas que son parte de nuestra vida, las amamos en Dios. Esta experiencia vivida cada vez más profundamente nos lleva a compartir lo que Dios significa para nosotros, cómo ha actuado en nuestra vida y se ha convertido en algo importante y central.
Las cosas más «silenciosas» nos hablan a gritos de Dios y, en esos momentos, debemos abrir los oídos del alma para reconocer su voz y escucharlo. Los aspectos ordinarios nos pueden confundir porque Dios, que es infinito, transcendente, todopoderoso, etc., debería actuar de otra forma, pero Dios actúa diferente, Él hace las cosas simples para que todos sus hijos puedan entenderlo. Abrir los ojos para descubrir la presencia de Dios en nuestra vida ordinaria es un reto que debemos tomar cada día.
Pidamos, de manera especial, la intercesión de san Ignacio de Loyola quien aprendió en su vida a contemplar las cosas como medios para encontrar a Dios y reconocer su gran amor de Padre, que en cada detalle muestra su amor.
«Jesús, con su capacidad de penetrar en las mentes y los corazones, entiende inmediatamente lo que piensan sus paisanos. Creen que, dado que él es uno de ellos, deba demostrar esta extraña “pretensión” haciendo milagros allí, en Nazaret, como había hecho en los pueblos vecinos. Pero Jesús no quiere y no puede aceptar esta lógica, porque no corresponde al plan de Dios: Dios quiere fe, ellos quieren milagros, señales; Dios quiere salvar a todos, y ellos quieren un Mesías en su beneficio.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 3 de febrero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hablar con alguien de una experiencia que nos haya hablado de Dios o en la que hayamos sentido su mano amorosa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.