Domingo 10 de julio - ¿Y quién es mi prójimo?

Domingo 10 de julio – ¿Y quién es mi prójimo?

 

Manuel Frutos LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, haz que tu Espíritu ilumine mis acciones y me comunique la fuerza para seguir lo que tu Palabra me revela. Jesús, te pido que me ayudes a vivir mi vida pensando en los demás, pensando en el prójimo. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás”.

El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo: “Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’.

¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?” El doctor de la ley le respondió: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Existe gente, y no poca, que sencillamente no conoce el significado de la palabra prójimo. Prefieren hacerse los desentendidos y afirman no saber quién es su prójimo. Sencillamente, se hacen los necios. Para ellos resulta mejor no comprometerse con nadie ni nada, así todo les es más fácil, no se complican la vida. Viven solo  para ellos mismos, pueden llegar a ser el colmo del egoísmo.

¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es aquel que está próximo a mí, la persona que se encuentra a mi lado en el metro, también lo es el policía que dirige el tráfico, el cartero del vecindario,… en último término todos y cada una de la personas con quienes me topo. Con otro enfoque se me presenta ser prójimo en esta lectura. Ser prójimo en la parábola es aquel que se portó misericordioso con el personaje asaltado. El que se olvida de sí mismo, de sus planes, de su tiempo, de sus limitaciones e imperfecciones y corre al encuentro del otro para prestar su ayuda, perdón, misericordia,…

¿Me considero buen prójimo? ¿Lo qué hago por los demás, es suficiente o podría hacer más?

Existe infinidad de momentos a lo largo de mi vida en que puedo mostrarme como prójimo. Cada día se me presentan innumerables situaciones en las que puedo sacrificar mi tiempo, mi atención, mis gustos y caprichos,… y destinar todo eso en vivir para los demás y todo cuanto realice que me cuesta en mi hacer cotidiano ofrecerlo por los demás o por intenciones concretas de personas que conozco: vivir mi vida pensando en los demás, pensando en el prójimo.

(Mensaje del Santo Padre en la 49° Jornada Mundial de la Paz 2016).

«Jesús nos enseña a ser misericordiosos como el Padre. En la parábola del buen samaritano denuncia la omisión de ayuda frente a la urgente necesidad de los semejantes: »lo vio y pasó de largo’. De la misma manera, mediante este ejemplo, invita a sus oyentes, y en particular a sus discípulos, a que aprendan a detenerse ante los sufrimientos de este mundo para aliviarlos, ante las heridas de los demás para curarlas, con los medios que tengan, comenzando por el propio tiempo, a pesar de tantas ocupaciones.

En efecto, la indiferencia busca a menudo pretextos: el cumplimiento de los preceptos rituales, la cantidad de cosas que hay que hacer, los antagonismos que nos alejan los unos de los otros, los prejuicios de todo tipo que nos impiden hacernos prójimo. La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos.»

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama. 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy me esforzaré por vivir para los demás y todo cuanto realice, sobre todo aquello que me cuesta más, lo ofreceré por aquellas personas que necesitan de mis sacrificios o por intenciones concretas de personas que conozca.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

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