Jueves 19 de mayo – Un amor total, sin cálculos ni medidas.
Jesucristo sumo y eterno sacerdote
H. Balam Loza LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy quiero agradecerte, Señor, todo lo que tengo y que Tú me lo has dado. Sin Ti no hubiese tenido nada, es más, nunca hubiese estado aquí. Tú has estado a mi lado todos los días de mi vida y nunca te has apartado. Me has amado hasta el extremo. Mi corazón salta de alegría y sólo puede decir gracias. A veces cuando se dice la palabra «amor» se piensa en lo que el otro da. Pero en realidad el amor es darse. Tu amor me ha acompañado en los momentos más difíciles y has permanecido conmigo siempre. GRACIAS POR TU AMOR.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20
En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios». Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: «Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios».
Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se los dio diciendo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi Sangre, que se derrama por ustedes». Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Gracias, Señor, por el maravilloso don de la Eucaristía, por quedarte, por cuántos planes en favor nuestro. De un acto de amor, siguieron otros. Siempre eres Tú el que amas primero. Tú nos «primereas». Nos cuidas con un amor total, sin cálculos ni medidas.
Pienso en el amor que mi madre ha tenido conmigo y el solo pensar que tu amor es muchos más grande que el de un padre o una madre no me lo puedo creer. Tu amor es inmenso. Si un padre da incluso la vida por su hijo… tu amor debe ser inimaginable. Es que… ¿Hay algún amor más grande que el de un padre o una madre? Sí, el tuyo. Con que mirada tan profunda miras a cada persona. A todos. A veces se pueden ver a madres que dejan a sus hijos en los basureros o les quitan la vida porque les parece un estorbo. Son incómodos porque no lo esperaban o fue un «accidente». Han salido mal y no hay más remedio que abortarlos. Pero para ti cada hijo es un regalo. Puedo ser un desastre y sin embargo me amas impresionantemente.
En este grupo de discípulos había algunos que te abandonaron en el momento de la pasión y sin embargo Tú mirabas a cada uno con amor. Sabías de lo que son capaces y sin embargo amabas. Sabías que el corazón del hombre está dividido. Quiere amar a su Dios pero en realidad ama el mundo. Prefiere su comodidad. Sin embargo, Tú amas a cada uno. Me amas a mí. Conoces bien mis debilidades y pecados. Pero nada de esto te importa. Me amas y ya está. Das tu vida por mí, me esperas diariamente en el sagrario.
Así como miraste a los discípulos de la misma manera me tratas a mí. No hay cálculos ni medidas. Me das, me das, me das… y me pregunto, ¿cuál es mi respuesta?, ¿Qué le estoy dando al Señor? Ciertamente me has pedido algo, eso que yo sé y tengo en mi corazón, pero no me obligas. Me das la libertad para que te diga que sí o que no. Pero hoy quiero darte lo que me pidas.
«Que la Virgen María, modelo de meditación de las palabras y de los gestos del Señor, nos ayude a redescubrir con fe la belleza y la riqueza de la Eucaristía y de los otros Sacramentos, que hacen presente el amor fiel de Dios por nosotros. Así podremos enamorarnos cada vez más del Señor Jesús, nuestro Esposo, e ir a su encuentro con las lámparas encendidas de nuestra fe alegre, convirtiéndonos así en sus testigos en el mundo.»
(Homilía de S.S. Francisco, 17 de enero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Te ofrezco en este día ser más generosos. No demostraré mi prisa cuando estoy hablando con alguna persona sino que le daré todo el tiempo que necesite.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.