Lunes 19 de Septiembre – Cada cristiano es luz
San José María de Yermo y Parres, presbítero.
H. Javier Castellanos
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ilumina mi corazón con tu luz. Hazlo arder con el fuego de tu Amor. Concédeme la gracia de encontrarme contigo durante la oración, para poder luego irradiar tu fuego y tu luz a los demás a lo largo de este día. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Nadie enciende una vela y la tapa con alguna vasija o la esconde debajo de la cama, sino que la pone en un candelero, para que los que entren puedan ver la luz. Porque nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
Fíjense, pues, si están entendiendo bien, porque al que tiene se le dará más; pero al que no tiene se le quitará aun aquello que cree tener”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La luz de una vela se nota más cuando está en un ambiente oscuro. Así es muchas veces la Iglesia en el mundo. En nuestros días es común escuchar noticias de inestabilidad social, confusión de ideas, enfrentamientos, guerras y muertes. Por este mismo motivo es mucho más llamativo cuando vemos la luz que irradian santos como san Juan Pablo II. Y a nuestro alrededor seguro conocemos hombres y mujeres que brillan por su testimonio de fe, de esperanza, de amor.
La luz se hace mayor al compartirla. Cada bautizado es una pequeña vela, encendida con el mismo fuego de Cristo. Generación tras generación, de un lugar a otro en el mundo, este fuego se ha transmitido al mundo entero. Una luz que hemos recibido y que estamos llamados a pasar a otros. La vida cristiana implica testimonio y apostolado.
¿Cómo se hace brillar esta luz? En nuestra vida ordinaria, cada vez que hablamos de Cristo, o con los diversos actos de misericordia. Pero también con acciones normales, cuando las realizamos con verdadero amor por Dios y los hermanos, cuando las llenamos de sentido y de alegría, aunque cuesten. Detalles como una sonrisa o una mano de ayuda son esos destellos de la luz de Cristo en nosotros. Ojalá seamos cada día velas encendidas para los demás.
«“Te he puesto para ser luz de los pueblos, para que tu lleves la salvación hasta la extremidad de la Tierra”.
Estas palabras del Señor de los Hechos de los Apóstoles, nos hace ver la misionaridad de la Iglesia que ha sido enviada por Jesús a predicar el Evangelio.»
(Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré pasar tiempo con alguna persona que no me sea tan cómoda y tendré para él/ella una sonrisa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.