Martes 02 de agosto- Centrar siempre la mirada en Dios
H. Cristian Gutiérrez LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú sabes que te quiero y que anhelo compartir contigo este rato de oración. Mira, Jesús que te necesito. Aumenta mi fe para que te descubra en todos los momentos de este día. Acrecienta mi esperanza para que todo lo espere de Ti. Fortalece mi amor para que no tema demostrar ante los demás el amor que recibo de Ti y el amor que te doy. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Concédeme, por favor, aquella gracia que más necesito y que Tú conoces.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 14, 22-36
En aquel tiempo, inmediatamente después de la multiplicación de los panes. Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca y se dirigieran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Después de despedirla, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba él solo allí.
Entre tanto, la barca iba ya muy lejos de la costa y las olas la sacudían, porque el viento era contrario. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el agua. Los discípulos, al verlo andar sobre el agua, se espantaron y decían: “¡Es un fantasma!” Y daban gritos de terror. Pero Jesús les dijo enseguida: “Tranquilícense y no teman. Soy yo”.
Entonces le dijo Pedro: “Señor; si eres tú, mándame ir a ti caminando sobre el agua”. Jesús le contestó: “Ven”. Pedro bajó de la barca y comenzó a caminar sobre el agua hacia Jesús; pero al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, comenzó a hundirse y gritó: “¡Sálvame, Señor!”. Inmediatamente Jesús le tendió la mano, lo sostuvo y le dijo: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en la barca se postraron ante Jesús, diciendo: “Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios”.
Terminada la travesía, llegaron a Genesaret. Apenas lo reconocieron los habitantes de aquel lugar, pregonaron la noticia por toda la región y le trajeron a todos los enfermos. Le pedían que los dejara tocar siquiera el borde de su manto; y cuantos lo tocaron, quedaron curados.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy te puedo contemplar orando solo en el silencio de la montaña. En tu paso por esta tierra me dejaste un claro ejemplo de lo importante que es la oración para la vida de todo hombre. Cuando se conoce a alguien y se le ama, entonces se busca compartir tiempo con él. La oración es el momento en que Tú y yo compartimos ese tiempo de amor. Es allí donde recibo tu amor y te doy mi amor.
En este pasaje evangélico me enseñas a tener la mirada fija en Ti. Siempre mirarte, para no hundirme en medio de las tormentas que a veces se levantan a mi alrededor. Pedro confiado, se arriesga a bajar de la barca e ir hacia Ti caminando sobre el agua. Al inicio todo va bien, logra el prodigio de caminar hacia Ti sobre un mar encrespado.
Pero luego se empieza a hundir. Te ha perdido de vista. Ha centrado su atención más en la tormenta, en la segura barca que ha dejado atrás, en el peligro que le acecha. Dame la gracia, Señor, de mantener mi mirada siempre fija en Ti. Incluso en los momentos de prueba, dificultad o tentación.
Sube a la barca de mi vida y entonces, Señor, todo volverá a la calma. Y así, con tu compañía podré crecer en mi vida sabiendo ver todo lo que sucede con ojos de fe.
«Que el Señor esté verdaderamente presente, que lo deseemos, que interiormente estemos cerca de Él, que lo amemos, que de verdad creamos profundamente en Él y creyendo lo amemos de verdad. Es esta forma de amar la que nos llena el corazón, este creer es lo que nos hace caminar seguros y tranquilos sobre las aguas, incluso en medio de la tempestad, precisamente como le sucede a Pedro. Este amar y este creer es lo que nos permite mirar al futuro no con miedo o nostalgia, sino con alegría, incluso en la edad ya avanzada de nuestra vida.»
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy ofreceré una oración por los miembros de mi familia que pasan momentos difíciles.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.