Miércoles 29 de junio – ¿Quién es Jesús para mí?
Santos Pedro y Pablo Apóstoles
Iván Yoed Glez. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Dios mío, conozco mi misión, tengo certeza del deber de transmitirte, tengo consciencia del llamado que me haces a morir por Ti con un martirio cotidiano, siendo testimonio verdadero de tu nombre. Vivo en la evidencia de este apremio, pero al mismo tiempo tengo ante mis ojos mi fragilidad. Por eso vengo a Ti, que eres mi fuerza, mi móvil, mi pasión, mi fuente de vida. Gracias por llamarme a Ti en este instante.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quien dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”
Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Te invitaría a caminar por este mundo, a entremezclarte entre la sociedad, y a mirar los ojos de la gente con mayor profundidad. En ellos puedes ver que todos buscan ser felices, pero el serlo es lo que menos conocen. Buscamos la felicidad porque no conocemos la Felicidad.
¿Quién es Cristo en este tiempo? Algunos lo han situado simplemente en los renglones de la historia, otros lo pretenden negar, mientras que no pocos lo añaden a los rincones de su indiferencia. Pero…¿es totalmente cierto que nada hay en mí que me sitúe entre los que ven en Jesucristo un personaje histórico, o entre quienes lo ven como un irreal?, ¿es verdaderamente una persona viva, real, para mí?, ¿convivo entonces con Él como lo hago con una persona?, ¿le amo?, ¿o le he reducido, quizá sin darme cuenta, a simple «motor» de un ideal?, ¿qué incidencia tiene realmente en mí Jesús?, ¿qué provoca en mi vida?…
¿Qué provocas en mi corazón, Señor?, ¿quién eres Tú para mí?, ¿te he correspondido con el mismo amor con que Tú me amas?, ¿me he alejado quizá de aquél verdadero Jesús, de aquél que me ama, de aquél cuyo corazón late por mí, de aquél cuyo único deseo es unirse a mí? Quizás me he mirado demasiado a mí, cuando Tú me dices más bien: mírame a mí, mira mis llagas, mira mi misericordia, mira cuánto te he amado, cuánto te amo, mira cuánto te quiero amar, y cuánto quiero obrar en ti y por ti en tantas almas más.
Y entonces, ¿quién eres Tú, Señor, para mí?
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de octubre de 2015).
«Vayan, salgan, no tengan miedo. Salgan con ganas, salgan con pasión. Pasión por Jesús… Mientras uno explica quién es Jesús, uno va a sentir quién es Jesús. Pasión por la gente que necesita siempre la Palabra de Dios para vivir, esa la tienen que llevar ustedes. Ahora, si están encerrados, si son abúlicos, si no conocen a Jesús, si no les interesa la gente, no van a poder hacer nada. Salgan, vayan, apasionados por la persona de Jesús y apasionados por el bien de los hermanos.»
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Invitar a mi familia a rezar juntos en la noche una oración espontánea a Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.