Martes 3 de mayo – Apertura confiada al Espíritu Santo.
H. Javier Castellanos LC
La Santa Cruz
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te adoro con todo mi corazón, y me pongo delante de Ti con todo lo que soy y tengo. Abre mi alma para recibir tus palabras y tu amor. Señor Jesús, hazme dócil al Espíritu Santo para que, este día, todos mis actos estén dirigidos a glorificar al Padre y extender tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Dios es amor. Por eso cada una de las personas divinas nos pone en relación una con la otra. El Hijo vino a revelarnos al Padre; el Espíritu Santo nos guía hacia la Verdad, que es Cristo, y el Padre nos envía al Espíritu para gloria de su Hijo.
¡Cuánto deseo conocerte mejor, Señor Jesús! ¡Cuánto quisiera ser una imagen tuya en el mundo! Te doy gracias porque nos has enviado tu Espíritu. Sus palabras nos hablan de Ti y su acción es como fuego que nos moldea según tu Corazón. Depende de mí ser dócil a sus inspiraciones para descubrir lo que nos quiere comunicar y compartir.
El Espíritu Santo también nos habla de tu Padre, Jesús. Él nos inspira en lo íntimo de nuestra alma cuál es su voluntad, cómo dirigirnos a Él en la oración. Él, como dulce huésped del alma, nos convierte en hijos en unión contigo.
Concédeme, Señor, una apertura confiada al Espíritu Santo. Ayúdame a acogerlo como el Consolador, y cultivar una relación de íntima amistad con Él. “Ven, Espíritu Santo…”
«La oración, expresión de apertura y de confianza en el Señor: es el encuentro personal con Él, que acorta las distancias creadas por el pecado. Rezar significa decir: “no soy autosuficiente, te necesito, Tú eres mi vida y mi salvación”.»
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de febrero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré algún momento para leer un pasaje del Evangelio con actitud de escucha.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.