El camino de Pedro hacia Cristo

Jueves 4 de Agosto – Una Noticia, una Persona, un Camino.

San Juan María Vianney, presbítero

H. Javier Castellanos. LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Padre, venga tu Reino, muéstrame a Cristo, cómo es ese Reino de su Corazón, el Reino del verdadero Amor que Él ha venido a traer a la tierra. Concédeme descubrir un poco más el misterio de tu Hijo con la acción del Espíritu Santo en mi corazón. Que sus palabras iluminen mi alma, que sus obras sean modelo y fuerza para mis acciones. Dame, te lo pido, este pan verdadero de cada día. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?”. Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. En estas palabras, sencillas pero profundas, tengo un resumen del mensaje contenido en el Evangelio. Ya lo decía el Papa Benedicto XVI: «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.» (Deus Caritas est, 1). Cristo mismo es la Buena Noticia que ha entrado en mi vida. Saber que tengo un Salvador da una perspectiva totalmente nueva a todo lo que hago, una «orientación decisiva» de cada acción, hacia un Dios que vive en mí.
¿Cómo se conoce a Cristo? Ciertamente, Él es mucho más de lo que puede aparecer en un libro o de lo los rumores digan por ahí. ¡Mucho más! Hay en Él una riqueza que apenas puedo imaginar. Conocerlo realmente es en el fondo un don del Padre, algo que llega hasta el fondo del alma y que ilumina toda mi realidad. Pido, pues, en esta oración: Señor, enséñame quién es Jesús, quién es tu Hijo.
Conocer a Cristo no es un fenómeno repentino, de la noche a la mañana. Así como en las madrugadas va saliendo el sol, poco a poco la luz y el calor lo inundan todo, pero todavía queda algo de oscuridad, algo así pasa con descubrir a Cristo. Pedro tenía ya una idea de Jesús, pero poco después de su profesión de fe veo que no ha captado el mensaje completo. Su vida no estaba del todo conformada con el Señor…
Y de igual modo mi vida cristiana es más bien un camino donde ya está amaneciendo, pero aún tengo que seguir avanzando en el conocimiento de Cristo. La plenitud llegará en el cielo, y aquí en la tierra tengo la esperanza de crecer cada día un poquito más. Le pido a Dios, este día, que me haga descubrir un poco mejor a Cristo; seré dócil para que Él hoy ilumine un nuevo espacio en mi vida.
«El Señor Jesús repite a cada uno de nosotros su pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Una pregunta clara y directa, ante la cual no es posible huir o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ello no hay nada de inquisitorio, es más, ¡está llena de amor! El amor de nuestro único Maestro, que hoy nos llama a renovar la fe en Él, reconociéndolo como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero en ser llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que tiene la responsabilidad de confirmar a los hermanos.»
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de febrero de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicar algún tiempo para acompañar a Cristo Eucaristía, leyendo el Evangelio para conocer mejor a Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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