«Los jóvenes están abiertos a tener una experiencia fuerte de donación, pues Dios está a su puerta y llama»
Las «Misiones Mayas» son una de las propuestas de Juventud Misionera en España para los chicos y chicas de Bachillerato que quieran dedicar una parte de sus vacaciones a quienes más lo necesitan. Este año, el destino es la prelatura de Cancún-Chetumal, en México, donde se pondrán al servicio de los párrocos para la evangelización y la atención a las personas del lugar. Les va a acompañar el recién ordenado diácono, P. Nicolás Núñez, LC, quien recientemente explicó a Lo+RC lo que van a hacer los jóvenes y lo que va a suponer para ellos esta experiencia.
Nos explica en concreto que no lleva «una expectativa concreta, llevo personas, y sé que con cada una Dios tiene un plan misterioso que nos sobrepasa. Voy abierto a lo que se dé, pero en general sí espero que sean unas misiones que ayuden a todos a ahondar en sus vidas la experiencia del amor de Dios y que suscite en ellos mayor compromiso con Él». Las fechas de la misiones son entre el 3 al 20 de julio.
¿Cuál va a ser la labor de los misioneros en Cancún?
Vamos a servir, a ponernos a disposición del párroco en lo que necesite, desde lo más elemental y práctico, como puede ser arreglar una iglesia, barrer, preparar un salón; hasta echarle una mano en las catequesis, visitas a enfermos, preparación de sacramentos, con lo sublime e impactante que es el regresar a casa sabiendo que a través de ti una persona pudo volver a la amistad con Dios, encontró la paz, dejó algo que lo alejaba de Dios y encontró la fuente de la felicidad.
¿Por qué se ha elegido este destino de misión?
Los motivos son sumamente prácticos, es un lugar seguro, en el que se puede misionar sin riesgos extra; y a la vez cuenta con una estructura (“ciudad de la alegría”) que hace posible la misión de un grupo grande en su mayoría menores de edad. Al mismo tiempo es un lugar muy bello y de muchos retos, necesidades y oportunidades.
Un ejemplo es que trabajaremos en una zona maya, de gente nativa, con sus ritos y su lengua propia, donde habrá que hacer un esfuerzo real de inculturación que implica mucho respeto y estar abiertos a lo diverso, además de todo un arte que haga posible que comuniquemos el mensaje que vamos a dar.
¿Cuál es la realidad de la gente a la que van a misionar?
En general es gente muy necesitada, no sólo económicamente, sino también espiritualmente hablando en muchos casos. Aunque misionaremos en diversas comunidades, varios de ellos son nativos mayas y pertenecen a comunidades que no cuentan con una ayuda catequética y de sustento a los pastores frecuente. Los sacerdotes de ahí, ordinariamente son responsables de muchas comunidades muy distantes entre sí y no les da la vida, así que iremos a apoyar en eso.
Pero algo que no quiero dejar de resaltar, es que, por otro lado, es gente muy “rica” en lo fundamental de la vida, pues muchos de ellos logran afrontar la vida con felicidad y alegría aún en sus privaciones y es algo que sin duda vamos también a recibir y a aprender de ellos y de lo mucho que nos podrán enseñar. Al final de las misiones es recurrente que uno siente que recibió más de lo que transmitió, no dudo que se repita la experiencia.
¿Qué cree usted que pueden aportar las misiones mayas a los jóvenes de bachillerato de Regnum Christi?¿Y de otras realidades?
Sinceramente, estoy convencido de que las misiones conllevan una multitud de experiencias que pueden tocar las vidas de estos jóvenes. Principalmente, creo que el simple hecho de “ponerse en camino”, de salir de lo ordinario, abre la puerta de sus vidas a una experiencia de madurez que los puede transformar. Para muchos de ellos, esta experiencia es aún más valiosa por su generosidad, por poder ayudar a otros, pues implica la conciencia de ser receptores de un don que es para los demás.
En este tipo de actividades se vuelven más agradecidos con lo que tienen; crecen sus fronteras existenciales al encontrarse con personas felices aún sin tener una vida de bienestar; conocen otras culturas, otros lugares, otras personas y sobre todo forjan amistades y habilidades que serán su mayor tesoro en el futuro. Pero creo que la cumbre de todo es que logren experimentar el amor que Cristo les tiene y que a través de ellos puede llegar a tantas personas que lo esperan.
¿Qué significado tiene para usted que estos chicos y chicas quieran pasar parte de sus vacaciones misionando?
Lo que más me hace reflexionar es una pregunta concreta ¿qué buscan? Qué es lo que de fondo ellos necesitan y les hace ponerse en camino. Hay muchas cosas externas que les motivan: viajar a otro continente, los amigos, lo desconocido, pero de fondo estoy convencido de que hay algo más, pues supone mucha renuncia. Creo que en el fondo ellos están abiertos a cambiar su vida, a tener una experiencia fuerte de donación y esto para mí está cargado de significado, pues sé bien que Dios está a su puerta y llama, ellos están abriendo y está en nuestras manos que sea un encuentro que cambie de forma definitiva sus vidas.
¿Cuál es su expectativa para este año?
No llevo una expectativa concreta, llevo personas, y sé que con cada una Dios tiene un plan misterioso que nos sobrepasa. Voy abierto a lo que se dé, pero en general sí espero que sean unas misiones que ayuden a todos a ahondar en sus vidas la experiencia del amor de Dios y que suscite en ellos mayor compromiso con Él.
¿Recuerda alguna anécdota de algún misionero del año pasado?
Algunas chicas me han comentado lo impresionante que fue para ellas el asistir a la boda de una pareja de gente mayor que llevaban muchos años viviendo juntos y que gracias a ellas se casaron, pues pedían hablar con ellas, y ellas fueron las que les acercaron al sacramento. Cuentan que construyeron pozos, arreglaron iglesias, pero saben que, de entre todo, lograron hacer algo en sus vidas que tiene trascendencia para la eternidad.
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