yo creo

Domingo 27 de agosto – La dicha de poder decir «creo».

H. Iván González, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Dios mío, por invitarme a estar contigo. Las invitaciones nuestras son de voz, de tarjeta. Las tuyas son de lo más variopintas; entrelazadas entre tantos hechos y realidades. Hoy yo te digo «sí»: quiero estar aquí y te doy las gracias por haberme invitado. En tus manos, Madre mía.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 16,13-20

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas». Luego les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: «Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo».

Jesús le dijo entonces: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo. Todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”».
Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran nada a nadie que él era el Mesías.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Si yo puedo decir con todo mi corazón «Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo», seré verdaderamente feliz. Poder creer en Ti, confiar en Ti, vivir cada día de tu mano. ¿Hay mayor satisfacción que la de saberse unido a su Creador? Durante la angustia, durante la felicidad, siempre de tu mano. Las penas pasarán, las felicidades… también. Pero Tú nunca. Y de Ti proviene el gozo más profundo, la felicidad verdadera.
Quiero llevar a muchas almas a esta realidad, Señor. Llevarlas a la realidad de saberse amados por Ti. A la realidad de vivir queriendo amarte. Verdaderamente fuiste dichoso, Pedro; y te doy gracias y doy gracias a Dios. Él que nos regaló la Iglesia para poder participar de esta misma dicha, de la dicha de poder decir: «creo».

«Es la pregunta decisiva, ante la que no valen respuestas circunstanciales porque se trata de la vida: y la pregunta sobre la vida exige una respuesta de vida. Pues de poco sirve conocer los artículos de la fe si no se confiesa a Jesús como Señor de la propia vida. Él nos mira hoy a los ojos y nos pregunta: “¿Quién soy yo para ti?”. Es como si dijera: “¿Soy yo todavía el Señor de tu vida, la orientación de tu corazón, la razón de tu esperanza, tu confianza inquebrantable?”. Como san Pedro, también nosotros renovamos hoy nuestra opción de vida como discípulos y apóstoles; pasamos nuevamente de la primera a la segunda pregunta de Jesús para ser “suyos”, no sólo de palabra, sino con las obras y con nuestra vida.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezaré un credo con sentido, atención y corazón. Y lo ofreceré por la Iglesia.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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