Jueves 18 de enero – La compañía ideal.
H. Michael Vargas, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, enséñame a gustar cada vez más tu compañía.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No estamos solos. Por gracia de Dios, nos encontramos rodeados de muchas personas, cada una con un estilo diferente, pero que a través de sus acciones podemos descubrir la dulzura del amor de Dios.
Es hermoso el sentirse amado y el sentir la compañía, pero que mejor que sentirla de Aquél que nos ha amado desde toda la eternidad, que nos acompaña y que espera una respuesta libre de amor por parte de nosotros.
Qué gran experiencia sería el poder retirarnos como los discípulos, hacer una pausa y acompañar a Jesús, disfrutar a solas con Él en un cambio recíproco de amor. Una relación en la cual podamos amarlo, no por las grandes cosas que hace, como todos los milagros extraordinarios, no por las necesidades o problemas que tengamos, no por sólo los deseos que tengamos y sueños que queremos alcanzar, sino sólo porque hemos descubierto que Jesús nos ama y queremos disfrutar cada momento de su compañía. ¡Cuánto bien nos hace al alma! ¡Cuánta paz nos da!
Pidamos a la Santísima Virgen María, que nos enseñe a gustar estar cada vez al lado de su Hijo.
«Es necesario mantenerse fieles al bautismo y crecer en la intimidad con el Señor mediante la oración, la escucha y la docilidad a su palabra, la participación a los sacramentos, especialmente la eucaristía y la reconciliación.
Si uno está íntimamente unido a Jesús, se beneficia de los dones del Espíritu Santo que –como dice San Pablo– son ‘amor, alegría, paz, magnanimidad, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí’. Y estos son los dones que nos vienen si permanecemos unidos a Jesús.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de mayo de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me uniré a Jesús en un momento de oración y disfrutaré de su compañia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.