Jueves 29 de marzo de 2018 – Ama hasta el extremo.
Jueves Santo, cena del Señor
H. César Yali Molina Flores, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesucristo, concédeme aprender a despojarme de mí mismo y amar hasta el extremo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 13, 1-15
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.
Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?”. Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”. Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos están limpios”.
Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si Yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que Yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy te invita a amar a los tuyos hasta el extremo, con conciencia que tú y los tuyos vienen de Dios y al Él regresarán.
La pregunta que rápidamente viene a la mente es: ¿Cómo amar hasta el extremo? Y el Evangelio dice que Jesús se levantó, se quitó la túnica, tomó una toalla y se la ciñó a la cintura; ahora tú, ¿cómo harás? Primero levántate después de la caída – proyectos poco exitosos (sean laborales o personales), estudios, relaciones sentimentales o familiares – es decir, vuelve a empezar sabiendo que Dios te ama y te invita a amar. Segundo, quítate la túnica, es decir despójate de lo que te impide crecer como persona – soberbia, orgullo, vanidad – reconócete necesitado de la gracia de Dios y de la ayuda de los tuyos. En el Evangelio, Pedro, sintiéndose necesitado de mucha gracia divina, le dice a Jesús que le lave «no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza». Tercero, toma una toalla y cíñetela, construye tu vida y valórala desde los pequeños detalles, ayudando a construir a los demás, en especial a la familia. Jesús ve que hay algo que se debe hacer y actúa, aun cuando es un gesto propio de la servidumbre.
Si tienes una posición de autoridad, recuerda que quienes están bajo tu mando hacen lo que, en teoría, tú debes de saber hacer. Jesús, siendo el Maestro, se puso a servir; tu servicio consiste en ser cercano con tu familia y subalternos, en dar lo mejor de ti. Como hija(o) aprende a pedir ayuda a tus padres y sirve de apoyo a tu familia. Aprende a construir y valorar a las personas que tienes a tu alrededor y las cosas que haces.
Amar hasta el extremo es fácil si aprendes a construir desde los pequeños detalles, aun cuando implique que no es fácil para ti; eso es amar hasta el extremo porque sales de ti mismo y te superas en aquello que te cuesta. En fin, el Evangelio te lleva de la mano para que ames hasta el extremo, desde y con los pequeños detalles, saliendo de ti misma (o) y ciñéndote de la humildad y el servicio. Amar es fácil, basta que lo intentes.
«También hoy amar «hasta el extremo» quiere decir estar dispuestos a afrontar esfuerzos y dificultades por Cristo.»
(San Juan Pablo II, Audiencia General, 11 de abril de 2001)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy procuraré ser servicial y ayudar a quien lo necesite.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.