el buen pastor

Martes 14 de agosto de 2018 – Jesús es el pastor.

San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir

H. Rubén Tornero, L.C.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te doy las gracias por todo lo que soy y tengo… pero sobre todo por todo lo que Tú eres. Aumenta mi fe. Que, pase lo que pase, sea siempre capaz de descubrirte en cada momento de mi día y de mi vida. Aumenta mi confianza en Ti. Que aunque no entienda todo lo que sucede en mi vida y en la de los que mi corazón ama, tenga la certeza de que todo coopera para el bien de los que te aman Jesús. Aumenta mi amor. Que mi vida sea una constante donación a Ti a través del servicio a los que me rodean. Cristo rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?».
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo: «Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños, no entrarán en el Reino de los cielos».  Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que está en el cielo.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños».
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Muy estimada alma:
Te he dicho que un pastor, si pierde una de sus ovejas, deja el resto para salir en su búsqueda. En un primer momento , esto te puede parecer fuera de moda, pues las ovejas no son los animales más comunes en las grandes selvas asfaltadas a las que llamas ciudades, ni ser pastor es el sueño de los niños y parece que la sociedad te invita a hacer justo lo contrario de lo que haría el pastor: quedarte con la seguridad del momento, evitar los riesgos y luchar a como de lugar por nuestra comodidad… pero eso es justamente lo que quiero que evites.
En ese mundo altamente competitivo que tiende a convertir a las personas en números o en dinero, quiero dicirte que eres mucho más que una cifra. Eres mi hijo muy amado, y tu valor no se mide en pesos ni en dólares, sino en cada gota de sangre que derramé por ti en la cruz.
Te amo. Yo te llamé por tu nombre, y eres mío. No importa que tan lejos tenga que ir. Créeme, nada impedirá que te encuentre y esté contigo. Yo soy tu Salvador. Te amo y eres precioso a mis ojos. Haré cualquier cosa para tenerte a mi lado. Eres de gran valor para mí y te amo. Si tú lo quieres, nada ni nadie nos podrá separar. Confía en mí.No tengas miedo, no hay lugar tan lejano al que no pueda llegar.
Nunca olvides que te amo y estoy dispuesto a todo con tal de estar contigo.
Atte. Jesús

«Jesús sana siendo un pastor que da vida. Dando su vida por nosotros. Jesús le dice a cada uno: “tu vida es tan valiosa para mí, que para salvarla yo doy todo de mí mismo” Es precisamente esta ofrenda de vida lo que lo hace el buen Pastor por excelencia, el que sana, el que nos permite vivir una vida bella y fructífera..»
(Regina coeli de S.S. Francisco, 22 de abril de 2018).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy le hablaré a alguien del gran amor que Jesús nos tiene.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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