busca el reino de Dios en tí

Jueves 14 de noviembre de 2019 – El Reino está en ti.

H. Álvaro García, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Creo, Señor, que tu reino está en mí. Te amo por eso, y te lo agradezco. Hazme descubrirlo cada día más, y amarlo con más fuerza en cada momento.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: «¿Cuándo llegará el Reino de Dios?». Jesús les respondió: «El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: ‘está aquí’ o ‘está allá’, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes».
Les dijo entonces a sus discípulos: «Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre y no podrán. Entonces les  dirán: ‘está aquí’ o ‘está allá’, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación».
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Cuándo llega el Reino de Dios? El Reino de Dios está en mí. Puede que en mi día a día busque el Reino de Dios de forma equivocada. Mi rutina es muy seca, desmotivada, tranquila… y yo sigo esperando una luz especial de Dios, algo que me inflame instantáneamente y me haga sentir un celo abrasador. Pero no debe ser así. El Reino de Dios no es una emoción, no se trata de adquirir una personalidad apasionada. También Elías esperaba encontrar a Dios en el huracán, en el terremoto o en el rayo, mas no lo encontró sino en la brisa suave. Del mismo modo no encontraré al Señor en actividades específicas, o en aparentar un cierto tipo de personalidad ajena (incluso cuando esa apariencia sea virtuosa). El Reino no es un relámpago alucinante ni se busca fuera, sino que el Reino está en ti, Dios lo puso en ti. El Reino está en tu tranquilidad y en tu pasión, en la paz y en la acción; está igual en tus tristezas como en tus gozos, en la misión más aventurera, como en la conversación más simple. No lo busques fuera, no andes tras él de un lado para otro como un desesperado. Lo llevas dentro y lo debes compartir.

«Con estas exigencias, el Señor quiere preparar a sus discípulos a la fiesta de la irrupción del Reino de Dios liberándolos de ese obstáculo dañino, en definitiva, una de las peores esclavitudes: el vivir para sí. Es la tentación de encerrarse en pequeños mundos que termina dejando poco espacio para los demás: ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Muchos, al encerrarse, pueden sentirse “aparentemente” seguros, pero terminan por convertirse en personas resentidas, quejosas, sin vida. Esa no es la opción de una vida digna y plena, ese no es el deseo de Dios para nosotros, esa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de septiembre de 2019).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
¿Qué amigo mío vive intranquilo y falto de seguridad? Iré con él, y le repetiré, como buen discípulo, las palabras que aprendí de nuestro Señor: “Dios te hizo como eres y sigue queriéndote como mejor amigo. Tu personalidad y tu alma son hermosas y preciosas para Él. Busca el Reino dentro de ti”

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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