Domingo 1 de diciembre de 2019 – ¿Preparado?

I Domingo de Adviento

H. Alexis Montiel, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Que esté atento, Señor, a lo que Tú me quieres pedir.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san  Mateo 24, 37-44
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En toda salida de vacaciones, planeamos el recorrido, qué vamos a llevar, cuáles son las cosas que necesitaremos en el lugar al que vamos… o si es una fiesta pensamos en el mejor vestido, si es de día o de noche, si lloverá… pero a veces olvidamos qué es lo que vamos a llevar de regalo al festejado, qué le podría gustar más o, en el caso del viaje, quiénes vamos a estar, si a todos los que hacemos el viaje nos gustará…
Lo mismo nos puede pasar en el Adviento. Queremos llevar el propósito de no comer tanto, de no tomar tanto refresco o dulces, de obedecer diligentemente, llegar a tiempo a casa, responder los mensajes que nos mandan… pero quizá Jesús no quiere esos regalos. O podemos pasar muy bien el Adviento, si nos preguntamos qué es lo que Jesús quería de nosotros y nos damos tiempo en la oración para conocer su voluntad y nos esforzamos por vivir con perfección nuestros propósitos confiando en que recibiremos la gracia necesaria.
Jesús nos pide que estemos preparados, como el padre de familia que cuida su casa, y que ayudemos a nuestro hermano a entrar en este misterio tan importante del Adviento, de modo que lleguemos todos juntos a Belén y presentemos el mejor obsequio al niño Jesús: nuestra disponibilidad para crecer en el amor a Dios y a los demás.

«Jesús, en definitiva, prepara para nosotros y nos pide que también nosotros preparemos. ¿Qué prepara Jesús para nosotros? Prepara un lugar y un alimento. Un lugar mucho más digno que la «habitación grande acondicionada» del Evangelio. Es nuestra casa aquí abajo, amplia y espaciosa, la Iglesia, donde hay y debe haber un lugar para todos. Pero nos ha reservado también un lugar arriba, en el paraíso, para estar con él y entre nosotros para siempre. Además del lugar nos prepara un alimento, un pan que es él mismo: “Tomad, esto es mi cuerpo”. Estos dos dones, el lugar y el alimento, son lo que nos sirve para vivir. Son la comida y el alojamiento definitivos. Ambos se nos dan en la Eucaristía. Alimento y lugar.»
(Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2018).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Escuchar al Señor, preguntarle qué regalo me pide este Adviento e invitar a algún amigo a compartir este regalo.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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