Viernes 24 de julio de 2020 – Tierra buena.
San Charbel
H. Juan Pablo García Hincapié, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame a escuchar tu palabra con generosidad y poder profundizarla en mi corazón. Que sea tu Palabra la que me ayude a dar mucho más fruto y así poder extender en mi corazón, y en el de cada uno de los que me rodean, tu Reino.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 13, 18-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.
Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.
Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.
En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy el Evangelio nos invita a escuchar atentamente. Muchas veces durante el día escuchamos muchas cosas, pero solo hay algunas a las que ponemos atención. Lo mismo pasa hoy en el Evangelio que nos explica la parábola del sembrador. La atención que requiere esta parábola es radical porque en sí misma exige algo que es profundo, constante y debe morir para así, dar fruto. ¿Pero cómo podremos ser constantes en la escucha de la Palabra de Dios?
Cristo mismo quiere darnos la respuesta. Necesitamos tener tierra buena, estar atentos a cómo estamos cuidando, cultivando y produciendo las semillas de Dios que caen en nuestra vida, sobre todo de los momentos en los cuales sentimos que su mano pasa por nuestra vida. Hacer memoria de cómo Dios mismo va tocando nuestra historia concreta y qué es lo que ahora nos pide para preparar la tierra buena en la cual caiga la semilla y se multiplique en un ciento por uno.
«En este “destino” del Reino de Dios podemos intuir la trama de la vida de Jesús: él también era un signo débil para sus contemporáneos, un evento casi desconocido para los historiadores oficiales de la época. El mismo se definió como un “grano de trigo” que muere en la tierra, pero solo de esta manera puede dar “mucho fruto”. El símbolo de la semilla es elocuente: un día el campesino la hunde en la tierra (un gesto que parece un entierro), y luego, “duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él mismo sepa cómo”. Una semilla que brota es más obra de Dios que del hombre que la ha sembrado. Dios siempre nos precede, Dios siempre nos sorprende.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 6 de marzo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Señor Jesús, toca mi vida con amor y renueva mi entrega para que así, al verme las personas, se encuentren contigo. Que sea vivo ejemplo del seguimiento de tu palabra.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dar una sonrisa a alguien que lo necesite.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.