Él amor de Cristo

Martes 19 de enero de 2021 – No permitas que me separe de Ti.

H. César Adrián Hernández Morales, L.C

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, concédeme sentirme amado por Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28

Un sábado Jesús iba caminando entre los sembrados, y sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. Entonces los fariseos le preguntaron: “¿Por qué hacen tus discípulos algo que no está permitido hacer en sábado?”

Él les respondió: “¿No han leído acaso lo que hizo David una vez que tuvo necesidad y padecían hambre él y sus compañeros? Entró en la casa de Dios, en tiempos del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes sagrados, que sólo podían comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros”.

Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.

Palabra del Señor

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesucristo conoce el corazón de sus apóstoles, conoce el corazón de cada persona que lo ama y lo sigue. Él conoce mi corazón. Jesús no juzga como los hombres; no se deja llevar por las apariencias externas. Jesús ve el corazón de los apóstoles. Ve más allá del acto que están haciendo. Ve sus intenciones. Ve su amor. Sabe que no hay maldad en lo que hacen.

De la misma forma. Él ve mi corazón. Lo conoce. Sabe las luchas y batallas que hay en él. Conoce el gran deseo que tengo de amarlo y hacer su voluntad. Conoce, también, mis debilidades, mis fragilidades, mis pecados, mis heridas. Jesús me ama tal como soy. No siente vergüenza de mis caídas. No se asusta de mis defectos.

Cristo me ama tal como soy. Él ha escogido amarme, no porque soy perfecto sino porque soy débil, porque se siente atraído por mi debilidad, porque quiere infundirme fuerzas, porque quiere estar a mi lado en la batalla. Cristo quiere estar conmigo, incluso en los momentos de debilidad, cuando caigo. Quiere repetirme aquello que le dijo a san Pablo: «te basta mi gracia».

Él amor de Cristo sobrepasa cualquier defecto, cualquier pecado. Su amor es más grande que mi pecado. Su gracia es más fuerte que mi debilidad. Él me ama porque conoce mi corazón y sabe que no hay maldad en él. Sabe que soy débil, pero eso no lo aleja, sino que lo hace acercarse más y más a mí, para consolarme, para seguirme amando.

«Sondéame, oh Dios, conoce mi corazón, examíname, conoce mis desvelos. Que mi camino no acabe mal, guíame por el camino eterno.» Sal139, 23-24

 

«La renovación supone sacrificio y valentía, no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor. El Señor del sábado, la razón de ser de todos nuestros mandatos y prescripciones, nos invita a ponderar lo normativo cuando está en juego el seguimiento; cuando sus llagas abiertas, su clamor de hambre y sed de justicia nos interpelan y nos imponen respuestas nuevas»

(Homilía SS Francisco, 9 de septiembre de 2017)

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una pequeña oración en algún momento del día, pidiendo a Jesús que me ayude a creer en su amor por mí.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

 

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

 

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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