humildad

Domingo 17 de octubre de 2021 – «Ser transformados por Cristo»

César A. Hernández M., LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, concédeme un corazón humilde como el tuyo.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir”. Les preguntó:- «¿Qué queréis que haga por vosotros?”. Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda”. Jesús replico: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?”. Contestaron: «Lo somos”. Jesús les dijo: «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado”. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Seguir a Jesús implica humildad. Pero también implica tiempo y paciencia. Implica dejarse transformar por Él, por su amor y que nuestros criterios se conviertan en sus criterios, que sus ideas se conviertan en nuestras ideas, que su pensar se convierta en nuestro pensar.

Cada uno de los apóstoles tuvo esta transformación. Juan y Santiago, pero también los demás, tuvieron que ser pacientes, darle tiempo a la gracia de Dios para que fuera transformando sus corazones. En los evangelios vemos está evolución paulatina. Todo discípulo, todo seguidor de Jesús debe dar paso a la gracia para ser transformado, de modo que pueda repetir con San Pablo: «Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí».

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy me esforzaré por pensar qué me pide Cristo antes de actuar o tomar una decisión.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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