Viernes 31 de diciembre de 2021 – «Hágase la luz»

Luis Ángel Trujillo Alcalá, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te pedimos Padre, por la intercesión de tu Hijo, que mandes la luz de tu Espíritu a nuestros corazones, para que seamos constantemente recreados en tu amor.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18
En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: ‘El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo’”. Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el principio creó Dios el cielo y la tierra, el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas y Dios dijo: “Hágase la luz.” Como se cuenta en los primeros versículos del Génesis, por medio de la Palabra, Dios, crea la luz y con esto comienza el proyecto de la creación. Y así, comenzó una historia de luz, de amor.

Por la sobreabundancia de su amor, Dios quiso crear al hombre a su imagen y semejanza. Dios creó la luz de los astros que ilumina el universo y creó la luz de la vida de los hombres que ilumina su existencia. Por desgracia, las tinieblas y el pecado entraron a formar parte de esta historia. Como está separado el día de la noche, así comenzó la división entre el reino de las tinieblas y el reino de la luz.

En el corazón del hombre, creado a imagen de Dios, las tinieblas tenían dominio. Con el pasar del tiempo surgió un pueblo, un pueblo que caminaba en las tinieblas. Les faltaba la luz de la vida verdadera, porque la Palabra que los había creado ya no los animaba. No había palabra que les trajera luz o consuelo duradero. Sin embargo, esta historia de luz y de amor no terminó aquí. Pasó lo inesperado. Comenzó un nuevo proyecto.

Dios dijo nuevamente: “Hágase la luz” y la Palabra que es la luz verdadera, se hizo carne. La Palabra, que en el principio estaba junto a Dios y era Dios, la Palabra por medio de la cual todo se hizo, se hizo hombre. Entonces, el pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz, vio a Dios hecho vida de los hombres, hecho luz verdadera.

 

«Es importante redescubrir el nacimiento del Hijo de Dios como el mayor acontecimiento de la historia. Es el evento predicho por los profetas siglos antes de que ocurriera. Es el acontecimiento del que se habla todavía hoy: ¿cuál es el personaje histórico del que se habla como se habla de Jesús? Han pasado veinte siglos y Jesús está más vivo que nunca —y también más perseguido, muchas veces; también más manchado por la falta de testimonio de tantos cristianos—. Han pasado veinte siglos. Y los que se alejan de Él, con su comportamiento, todavía dan más testimonio de Jesús: sin Él el hombre cae en el mal: en el pecado, el vicio, el egoísmo, la violencia, el odio. El Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros: este es el acontecimiento que debemos redescubrir». (S.S. Francisco, Discurso del 21 de diciembre de 2020).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy quiero tomarme unos minutos para reflexionar y anotar, cómo la historia de la Luz se conecta con mi historia de hijo de Dios.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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