Domingo 13 de marzo de 2022 – «Soy amado y cada día soy transfigurado por mi Padre amado»

Francisco Andrés Jiménez Pinal, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Ven, Espíritu Santo. Obra en mí, Espíritu Santo.

Hola, Jesús. ¡Qué bien me hace estar junto a ti! Te pido, Jesús, que me unas a la Iglesia celeste: a mi ángel custodio, a la Virgen María y a mi santo favorito. También, Señor, te pido que en esta oración me unas más a mis hermanos y hermanas en este mundo; y también te ofrezco este momento por las benditas almas del purgatorio.
Gracias por tu amor, Jesús. Gracias por confiar en mí. Tú eres muy bueno. Te pido, Señor, que aumentes en mí la fe, la esperanza y la caridad para asemejarme más a ti. Jesús, eres el Rey de mi vida, reina en ella por siempre.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 9, 28b-36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle». Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, tú me invitas a la montaña de la gracia para orar contigo. Tú me llamaste y me elegiste para estar unido a ti. En el momento en que te tranfiguras, es tanta tu hermosura que me veo indigno de ser tuyo y de estar junto a ti. Tu Padre dice que tú eres su Hijo, el escogido, que yo te escuche. Quiero, Señor, escucharte, no asustarme y nunca abandonarte. Me pides que confíe en ti, ayúdame a confiar en ti. Me invitas a escucharte, enséñame el Camino para nunca extraviarme.

Hoy, una cosa me queda clara: Soy amado y cada día seré transfigurado por mi Padre amado. Intentaré siempre arrojarme en lo brazos de mi Dios. Estaré seguro que Él me cuidará y me tranfigurará. Viviré tranquilo porque sé que mi Padre amado ora por mí y está conmigo.

«Subamos a la montaña en oración; oración silenciosa, oración del corazón, oración… Siempre buscando al Señor. Permanezcamos unos instantes en el recogimiento, cada día un rato, fijemos nuestra mirada interior en su rostro y dejemos que su luz nos impregne e irradie en nuestra vida». (S.S. Francisco, Ángelus del 6 de agosto de 2021).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, rezaré un Padrenuestro con mucho fervor para renovar mi confianza en Dios, mi Padre amado.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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