Miércoles 13 de abril de 2022 – «Nunca perder nuestra confianza en Dios»

Francisco Andrés Jiménez Pinal, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Hola, Jesús. Te agradezco por este momento de oración contigo. En ti yo descanso y me lleno de amor por mi prójimo. Te pido que aumentes mi fe, esperanza y caridad. Dame oportunidades para creer más en ti, para confiar más en ti y para amar sin límites como lo hiciste aquí en la tierra y como lo haces en tu Reino.

Jesús, Tú eres muy bueno; quiero ser como Tú. Tú me miras con amor; ayúdame a ver a mi prójimo y a mí mismo como Tú lo haces. De este modo, nunca perderé la esperanza.

Jesús, creo en ti, confío y te amo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis dispuestos a darme si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? El contesto: Id a casa de Fulano y decidle: «El Maestro dice: mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los doce. Mientras comían, dijo: Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Ellos consternados se pusieron a preguntarle uno tras otro: ¿Soy yo acaso, Señor? El respondió: El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo el Hombre se va como está escrito de él; pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!, más le valdría no haber nacido. Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ¡Soy yo acaso, Maestro? El respondió: Así es.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Uno de los deseos más grandes de Jesús aquí en la tierra fue ese deseo de celebrar la Pascua en una casa sencilla con sus discípulos. Nosotros somos discípulos de Cristo, Él quiere celebrar la Pascua con nosotros, Él quiere nuestra compañía.

Judas fue un discípulo que en un inicio fue llamado para estar con el Maestro como cada uno de nosotros; también Judas gustó de la compañía de Jesús como cada uno de nosotros podemos gustarla; Judas contempló milagros y sintió el amor de Dios como cada uno de nosotros que, de alguna manera, contemplamos la acción de Dios en nuestra alma y experimentamos su amor por nosotros a través de los sacramentos. Uno de los errores de Judas fue dejar de mirar y de estar con Jesús; y esto fue lo que le quitó la esperanza en su Amigo Jesús, que siempre fue misericordioso con él. Este error también lo podemos cometer en nuestra vida, no estamos exentos de ello. Sin embargo, no podemos vivir con miedo pensando que le vamos a fallar a Cristo, sino que nuestra confianza en Dios debe ser cada día más fuerte. Dios nunca dejará de estar con nosotros; contemplemos a nuestro mejor Amigo y Él nos dará todo lo que necesitamos para servirle mejor y para ser sus mejores discípulos. Celebremos pues la Pascua con nuestro Maestro en esa casa sencilla que es su Iglesia.

«Judas había recibido la gran gracia de formar parte del grupo de amigos íntimos de Jesús y de participar en su propio ministerio, pero en un momento dado pretendió “salvar” la vida con el resultado de perderla (cf. Lucas 9, 24). Dejó de pertenecer a Jesús con su corazón y se colocó fuera de la comunión con Él y con los suyos. Dejó de ser discípulo y se puso por encima del Maestro. Lo vendió y con el “precio de su iniquidad” compró un terreno que no produjo frutos, sino que se impregnó con su sangre (cf. Hechos 1, 18-19)». (S.S. Francisco, Catequesis del 12 de junio de 2019).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, rezaré un Padrenuestro y un Avemaría con una actitud de confianza y le pediré a Jesús la gracia de esperar siempre en Él.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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