«Lo querían de verdad, aunque le faltara un pie…»

El 24 de octubre pasado, tuve una experiencia que me marcó mucho en un basurero cercano al aeropuerto de la Ciudad de México, iba acompañando al grupo de Corazón Misionero México Norte.

Me encontré con la gente más sencilla que me he podido conocer. No tienen nada pero al mismo tiempo nos mostraron que tienen algo mayor. Los niños manifiestan una felicidad impactante aunque materialmente no tienen nada.

Y nosotros a veces nos quejamos hasta de cosas insignificantes.image031

Esta gente nos enseñó que se mantiene feliz a pesar de vivir en medio de la basura; y en vez de tristeza, amargura y queja, nos topamos con niños y familias con mucha fe en Dios. Realmente me enseñaron mucho.

Tomás Alberto, uno del grupo, nos contaba de regreso que una niña lo llevó a su «paraíso», un rincón en medio de la basura que estaba mejor acomodada.

Yo les vi jugar en medio de la suciedad, del polvo, de la basura, siempre sonriendo, compartiendo su felicidad. Insisto, no tienen nada pero nos mostraron que tienen a Cristo en su corazón.

Jugamos fútbol un momento con ellos, después de visitar su capilla, rezar un rosario y distribuir comida y prendas de vestir que llevábamos para ellos. Me llamó la atención, durante el juego, un niño con muletas a quién le faltaba un pie. Nos dijo que lo atropelló un tráiler cuando era chiquito. Sus compañeros en vez de hacerle «bullying», como lo hubieran hecho en cualquier colegio, le pasaban el balón para que participara del juego. ¡Qué detalle de solidaridad de parte de sus amigos! Lo querían de verdad, aunque le faltara un pie y por lo mismo no pudiera ser tan rápido para el juego.image025

Habría mucho que contar pero ojalá que quienes me hayan leído hasta aquí pueran también comprometerse para ayudar a estas personas, y pensar también en hacer de México un país sin basureros, con una cultura del reciclaje. Ellos merecen un lugar mejor para vivir.

Seguramente se pueden encontrar soluciones para que toda esta gente, en medio de los basureros, tengan también derecho a la educación y a un hogar más digno.

¡Para Dios nada es imposible! ¿Hacemos algo para ayudarle?

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