Domingo 22 de noviembre – Cristo es el centro del Pueblo de Dios.

Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor mío, Tú eres mi Dios, mi Señor, mi Redentor. Quiero que seas mi único Rey, el Dueño absoluto de mi vida. Toma mi libertad, mi voluntad, mi mente y mi corazón. Quiero que la fuerza de tu bondad, de tu misericordia y de tu caridad guíen mis actividades de este día.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 18, 33-37

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?». Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí».

Pilato le dijo: «¿Conque tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Palabra del Señor.

Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)

Cristo es el centro del Pueblo de Dios.

«Jesús es el centro de la creación; y así la actitud que se pide al creyente, que quiere ser tal, es la de reconocer y acoger en la vida esta centralidad de Jesucristo, en los pensamientos, las palabras y las obras. Y así nuestros pensamientos serán pensamientos cristianos, pensamientos de Cristo. Nuestras obras serán obras cristianas, obras de Cristo, nuestras palabras serán palabras cristianas, palabras de Cristo. En cambio, La pérdida de este centro, al sustituirlo por otra cosa cualquiera, solo provoca daños, tanto para el ambiente que nos rodea como para el hombre mismo.

Además de ser centro de la creación y centro de la reconciliación, Cristo es centro del pueblo de Dios. Y precisamente hoy está aquí, en el centro. Ahora está aquí en la Palabra, y estará aquí en el altar, vivo, presente, en medio de nosotros, su pueblo. […]

En este día, nos vendrá bien pensar en nuestra historia, y mirar a Jesús, y desde el corazón repetirle a menudo, pero con el corazón, en silencio, cada uno de nosotros: «Acuérdate de mí, Señor, ahora que estás en tu Reino. Jesús, acuérdate de mí, porque yo quiero ser bueno, quiero ser buena, pero me falta la fuerza, no puedo: soy pecador, soy pecadora. Pero, acuérdate de mí, Jesús. Tú puedes acordarte de mí porque tú estás en el centro, tú estás precisamente en tu Reino.» ¡Qué bien! Hagámoslo hoy todos, cada uno en su corazón, muchas veces. «Acuérdate de mí, Señor, tú que estás en el centro, tú que estas en tu Reino.» (Homilía de Papa Francisco, 24 de noviembre de 2013).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

El tener a Cristo en centro de mi vida me debe llevar necesariamente a la humildad en el servicio, hoy voy a servir con especial atención a mi familia.

«La humildad saca al hombre del abismo de sus pecados.»

(San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea)

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