Sábado 23 de abril – Desear vivir en tal manera que quien me conozca pueda conocer a Cristo en mí.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey Nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, quiero conformarme contigo. Deseo conocer el corazón de quien me amó hasta morir por mí. Mi ilusión es conocerte, y quiero demostrártelo cada vez más. Hoy vengo a postrarme ante tus pies, a escucharte hablar, a recibir tus palabras en mi ser. Dame luz para atender con cuidado cada palabra en tu Evangelio y su relación con mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».
Le dijo Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le replicó: «Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ve a mí, ve al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Señor Jesús, un rasgo especial en tu persona fue aquél de vivir siempre en la verdad. Fuiste un hombre en este mundo cuya única intención fue el beneplácito del Padre. Por ello pudiste afirmar con certeza que, viéndote a Ti, podríamos ver también al Padre.
Tú viniste a traer a nuestro mundo precisamente aquello que más necesitábamos: a Dios. Pero ¿he sido capaz de percibirlo? Quizás mi vida ha tomado un camino apartado, paralelo al tuyo. Quizás te encuentro lejano, y soy incapaz de reconocer bien tu figura. Quizás me he apartado en tal manera, que no logro ver más que una silueta en una cruz. Y me encuentro sin saber que eso que se encuentra sujetado por los clavos, es el cuerpo de mi Dios. Tal vez desconozco que mirando a aquél crucificado puedo descubrir con sencillez el rostro de Dios Padre. Y quizá podría conocer que, en tan sólo mirándote Señor, podría descubrir que Tú eres el amor infinito. Podría comprender que Tú viniste a traerme la presencia de Dios a mi corazón.
Jesucristo creo en Ti. Por tu gracia creo en Ti. Con tu auxilio creo en Ti y en las obras que Tú obraste. Creo que estando en unión contigo puedo obrar incluso mayores cosas que las que Tú obraste –como Tú nos lo dijiste. Creo firmemente que pidiendo en tu nombre, puedo alcanzar cuanto me lleve a amarte más. Y deseo vivir, sentir, y pensar en tal manera, que cualquiera que me llegue a conocer, pueda conocerte a Ti en mí. Dame la gracia, Señor, de ser imagen de tu amor. Quiero ser reflejo de tu corazón.
«La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él » (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 3).Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.» (Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy preguntaré a una persona cómo se encuentra y le escucharé con atención, con el amor con que Tú también le escucharías, Señor. Y después ofreceré por ella una breve oración.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.