Martes  31 de mayo - Prontitud para el servicio y sincero agradecimiento.

Martes  31 de mayo – Prontitud para el servicio y sincero agradecimiento.

Visitación de la Santísima Virgen María

H. Cristian Gutiérrez LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor me llena de alegría poder estar en tu presencia. Al igual que santa Isabel y san Juan Bautista me regocijo de saber que estás presente en mi vida y que por amor a mí has hecho tantas cosas. María, tú que eres la portadora de Jesús, acércame a Él y permíteme conocer su voluntad sobre mí, experimentar el amor que me tiene y llenarme de fuego para anunciarlo a los demás.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.

Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.

Entonces dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.

Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen.

Él hace sentir el poder de su brazo: dispersa a los de corazón altanero, destrona a los potentados y exalta a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide sin nada.

Acordándose de su misericordia, vine en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre”. María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Hoy contemplando la actuación y las palabras de María puedo aplicar tu Palabra a mi vida, Señor. Así como todos los hijos se parecen a sus padres, también quisiera yo parecerme a mi madre, María, y a mi Padre, Dios. Concédeme, Señor, esta gracia.

Puedo ver a María en su prontitud para el servicio. No hace mucho que se ha enterado de la situación de su prima y sale de su casa con prisa para ir a ayudarla. No le importa lo fatigoso del camino, ni la magnitud de la distancia, los peligros que pueda pasar ni las necesidades que encontrará en el trayecto. Ella es capaz de salir e ir a las periferias. Ir allí donde no sólo necesitan de ella, sino sobre todo necesitan de Ti, Señor.

Así también en mi vida puedo imitar a María en su prontitud para el servicio. Es la caridad el corazón de nuestra vida cristiana. Una caridad para nada abstracta y teórica, sino encarnada. Hecha plástica en actos concretos de servicio a los demás. Es la caridad el mejor medio de evangelización, pues llevando caridad, llevo amor, y llevando amor te llevo a Ti, que eres el Amor.

En las palabras de María puedo aprender la virtud de la gratitud. Ella sabe que no era obligación que Tú le escogieras por Madre tuya; sabe que no se le debe nada y sin embargo recibe más de lo que merecería. En acción de gracias eleva un himno, como ningún otro ha elevado, tan bello y lleno de significado. ¡Cómo no te habrás complacido con la humildad y gratitud de aquella sencilla mujer! Es por ello en verdad, bendita entre todas las mujeres.

En mi día a día puedo cultivar este espíritu de gratitud ante todos los dones y beneficios que recibo de Ti y de los demás. A veces me olvido y dejo de descubrir los muchas cosas que recibo. La vida, la salud, la familia, el alimento, el vestido, los amigos, la vivienda, la fe, el bautismo, la Eucaristía, la confesión, la vocación personal…Son demasiados los dones que recibo y que hoy te quiero agradecer. Ayúdame a ser una persona agradecida con quien me sirve y a corresponder sirviendo yo también a quien lo necesita.

 

«Reducir las distancias, saliendo los unos al encuentro de los otros y acogiéndose, es motivo de gratitud y alegría: del saludo de María y del salto del niño brota la bendición de Isabel, a la que sigue el bellísimo canto del Magníficat, en el que María alaba el plan de amor de Dios sobre ella y su pueblo. De un “sí” pronunciado con fe, surgen consecuencias que van mucho más allá́ de nosotros mismos y se expanden por el mundo. “Visitar” comporta abrir las puertas, no encerrarse en uno mismo, salir, ir hacia el otro. También la familia está viva si respira abriéndose más allá́ de sí misma, y las familias que hacen esto pueden comunicar su mensaje de vida y de comunión, pueden dar consuelo y esperanza a las familias más heridas, y hacer crecer la Iglesia misma, que es familia de familias.»

(Homilía de S.S. Francisco, 23 de enero de 2015).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy te ofreceré como propósito ser agradecido con todo aquel que me preste algún servicio. Al final del día repasaré los beneficios que me has concedido y te los agradeceré.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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