Benedicto XVI: Me siento protegido por la bondad del Papa Francisco
Se conmemoraron los 65 años como sacerdote del Papa emérito Benedicto XVI. Con un sencillo homenaje en el que estuvieron presentes numerosos cardenales y el mismo Papa Francisco, la Sala Clementina del Vaticano acogió la celebración especial.
El Papa Francisco agradeció a Benedicto su incesante servicio a la Iglesia, ahora con su oración desde el Monasterio Mater Ecclesiae dentro del Vaticano. Algo que el Papa Francisco confesó que le hace mucho bien.
El Papa Benedicto pronunció las siguientes palabras de agradecimiento:
«Santo Padre, queridos hermanos,
Hace 65 años, uno de los sacerdotes que se ordenó conmigo escribió en el recordatorio de su primera misa, además de su nombre y la fecha, una sola palabra en griego: Eucharistomen convencido de que esta palabra, en todas sus dimensiones, ya dice todo lo que se puede decir en este momento. Eucharistomen es un gracias humano… Gracias a todos. ¡Gracias especialmente a usted, Santo Padre!
La bondad que ha mostrado desde el primer momento de su elección, en cada momento de mi vida aquí, me impresiona, me llega hasta lo más profundo. Más que en los jardines del Vaticano, con su belleza, el lugar donde yo vivo es su bondad, allí me siento protegido.
Gracias por sus palabras de agradecimiento, por todo. Y esperamos que usted siga guiándonos por este camino de la Misericordia Divina, mostrándonos el camino hacia Jesús, a Jesús, hacia Dios.
(…)
Gracias, cardenal Müller, por el trabajo que ha hecho para la presentación de mis textos sobre el sacerdocio, en los que trato de ayudar a nuestros hermanos a entrar siempre de nuevo en el misterio en el que el Señor se entrega a nuestras manos.
Eucharistomen… En aquel entonces mi amigo Berger no se refería sólo a la dimensión de la gratitud humana, sino por supuesto a la palabra más profunda que se esconde y aparece en la liturgia, en la Escritura, en las palabras «gratias agens benedixit fregit deditque”… Eucharistomen la acción de gracias evoca la nueva dimensión que Cristo dio. Él transformó en agradecimiento, y por lo tanto en bendición, la cruz, el sufrimiento, todo el mal del mundo. Y así, fundamentalmente ha transustanciado la vida y el mundo y nos ha dado y nos da cada día el Pan de la vida verdadera, que supera al mundo gracias a la fuerza de su amor.
Al final, queremos inserirnos en este «gracias” del Señor, y así recibir realmente la novedad de la vida y ayudar a la transustanciación del mundo: que sea un mundo, no de muerte sino de vida; un mundo en el que el amor haya vencido a la muerte.
Gracias a todos ustedes. Que el Señor nos bendiga a todos.»