El buen pastor que llama a cada uno por su nombre (Jn 10,1-10)
Evangelio: Jn 10,1-10
En verdad, en verdad os digo que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es ladrón y salteador; pero el que entra por la puerta, ese es pastor de las ovejas. A este le abre el portero, y las ovejas oyen su voz, y llama a sus ovejas por su nombre y las saca fuera; y cuando las ha sacado todas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz; pero no seguirán al extraño antes huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. Les dijo esta semejanza; pero no entendieron que era lo que les hablaba. De nuevo Jesús: En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas todos cuantos han venido eran ladrones y salteadores, pero las ovejas no los oyeron. Yo soy la puerta; el que por mí entrare se salvará, y entrará y saldrá y hallará pasto. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan abundante.
Fruto: Jesucristo es el buen pastor que nos conoce, nos llama y quiere conducir al cielo.
Pautas para la reflexión
El pastor conoce a sus ovejas. Ha puesto en ellas mucha dedicación, mañanas y noches de cansancio y preocupaciones. El buen pastor no piensa dos veces cuando se pierde una oveja: va en busca de ella. En el caso de Jesucristo vemos que lo hace simplemente por amor. Él es realmente el buen pastor que da su vida por las ovejas y nos llama personalmente con nuestro nombre.
1. Jesucristo compara dos tipos de pastores
Primero está el bueno, que es Él mismo, y luego está el asalariado que descuida a las ovejas cuando se presenta el lobo. Jesucristo parece indicar que estos son los fariseos de su tiempo que engañan a la gente: «Todos cuantos han venido eran ladrones y salteadores». También nosotros podemos tener dos posturas ante nuestras ovejas. ¿Cuáles son? Pongámosle nombres: familia, amigos, compañeros de escuela o de trabajo, personas que trabajan con o para nosotros. ¿Cómo somos con ellos? ¿Como el buen pastor o como el asalariado?
2. La imagen del pastor
Usar la imagen del pastor para describir a Dios era común en el Antiguo Testamento. El oficio de pastor es muy abnegado porque es alguien que debe estar pendiente de las ovejas todo el tiempo. Así era Dios con su pueblo en el Antiguo Testamento: siempre atento, al pendiente de las necesidades de su pueblo. Y así también lo es Cristo en nuestros días: Ahí está la Eucaristía, ese silencioso y humilde pedacito de pan mendigando un diálogo con nosotros. Él conoce nuestras necesidades pero quiere que nuestro corazón se explaye para contarle todas y cada una de ellas. ¡Qué mejor lugar para colocar nuestros proyectos que en el Sagrario!
3. Debemos seguir al buen pastor, Jesucristo
Escuchar su voz y no la de los impostores. El problema que tienen muchos no es el no encontrar un pastor, sino el acercarse a quienes enseñan una doctrina distinta. ¿Cómo se reconoce el verdadero pastor? El principio antiguo «Donde está Pedro, allí está la Iglesia», ayuda mucho. Los que están en comunión con el Vicario de Jesucristo, el Papa, son los verdaderos pastores y los que trabajan siempre en comunión con los obispos.
Propósito: Rezar un misterio del rosario por el Papa y por las ovejas que se nos ha confiado.
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