«Sin una doctrina social católica pensada y vivida es imposible evangelizar la sociedad»
Emilio Martínez Albesa, director territorial de los Laicos Consagrados del Regnum Christi y miembro del Colegio Directivo Territorial en España, ha coordinado el libro Ideas sobre qué pasa con la Doctrina Social de la Iglesia (Ideas y Libros Ediciones, 2020). Este volumen desarrolla las ideas intercambiadas en un encuentro de la Asociación para el Estudio de la Doctrina Social de la Iglesia (AEDOS), que tuvo lugar en la Universidad Francisco de Vitoria en diciembre de 2018. Emilio es miembro de esta asociación desde hace casi diez años y en esta obra diecisiete expertos buscan responder a la pregunta “¿Qué pasa con la Doctrina Social de la Iglesia?”. Entre los autores encontramos nombres tan importantes como Antonio Argandoña, José Andrés-Gallego, Dalmacio Negro Pabón, Juan José Pérez-Soba y Rafael Rubio De Urquía, entre otros. Para conocer un poco más en profundidad la dimensión de este libro y su actualidad hemos entrevistado a Emilio.
¿Cuál es el problema de la Doctrina Social de la Iglesia: está perdiendo vigencia?
Mientras que los últimos tres Papas no han dejado de invocar la doctrina social de la Iglesia, ésta ha perdido peso en los programas de estudios universitarios, salvo poquísimas excepciones. Sí, está en crisis. Para algunos, nació como un noble esfuerzo que se ha quedado sólo en buenas intenciones. A otros, les parece una imposición o adoctrinamiento de la Iglesia en temas que no son de su competencia. Para algunos, representa un proyecto inabarcable, ya que sería imposible tratar con acierto sobre todos los problemas sociales. Para otros, la Iglesia no tiene nada valioso que aportar a las ciencias sociales para mejorar este mundo. Y, además, muchos dudan de que esta doctrina tenga una especificidad dentro del conjunto de los estudios teológicos. Pero, sobre todo, falta que los creyentes nos tomemos en serio el diálogo entre Evangelio y cultura, entre fe y razón, entre pensamiento teológico y pensamiento económico, político y social, entre acción evangelizadora y acción humanizadora. Sin una doctrina social católica pensada y vivida es imposible evangelizar la sociedad.
Para la mayoría, la DSI la vinculamos con los últimos papas, sobre todo Juan Pablo II (Laborem exercens, Solicitudo rei socialis y Centesimus Annus), y Benedicto XVI (Caritas in veritate), pero con el Papa Francisco se han planteado nuevos retos, sobre todo, a partir de Evangelii Gaudium y Laudato si’. ¿Qué nuevos retos nos plantea el actual Papa?
El Santo Padre interpela a nuestra conciencia de forma incisiva al mismo tiempo que con profundo respeto, apelando a nuestro discernimiento honesto. Nos recuerda que todos los prójimos son nuestros hermanos, que todos necesitamos cuidarnos unos a otros, que la creación entera nos está confiada, que no podemos amar a Dios sin servir al hermano, que no hay verdadera mejora social si ésta no beneficia a los últimos, a quienes la prepotencia y la indiferencia aliadas condenan al silencio y a la oscuridad. Todos necesitamos que los demás nos cuiden y los demás necesitan que nosotros los cuidemos.
La crisis del COVID-19 lo ha puesto de relieve. La promoción de una cultura del cuidado, de la inclusión, del amor, de la alegría fraterna del Evangelio, requiere el compromiso de cada creyente por lo que Francisco denomina “ecología integral”. Ésta no es otra cosa, sino la acogida agradecida de esa herencia recibida de Dios y de nuestros mayores, que es nuestro mundo y sociedad –con sus valores y sus dificultades–, para transmitirla a las actuales y futuras generaciones mejorada por nuestra participación responsable, creativa y generosa.
Nuestra casa tiene dimensión mundial, universal, y debemos pensar y vivir en esta dimensión. Ningún drama nos es ajeno: el del migrante, el del niño no nacido, el del secuestrado, el del perseguido, el del abusado, el del anciano contagiado de COVID, el del ideologizado, el del instrumentalizado de una u otra forma. La “casa común” debe ser un hogar cada vez más digno de los hijos de Dios. Por esto, una ecología integral contempla la creación con los ojos de Dios, aspirando a que toda ella, a través de las personas y junto con ellas, sea tan justa, buena y hermosa que le dé gloria.
Entonces, según nos explicas, ¿quiénes son los directamente implicados en la Doctrina Social de la Iglesia? ¿No se corre el riesgo quedarse en una reflexión que no llegue a la sociedad?
Un tema central del libro es el rol de los laicos católicos en la producción de la doctrina social de la Iglesia. El laico es el apóstol de Cristo enviado a evangelizar la sociedad y el mundo como levadura en la masa. No sólo debe aplicar la doctrina social, sino que debe también pensarla, generarla, asimilarla; debe hacerla su propio modo de pensar para que sea su característico modo de vivir. El protagonista debe ser sin duda el seglar. La doctrina social es interdisciplinar y, por esto, requiere de personas bien formadas teológicamente y expertas en las ciencias sociales que edifican cotidianamente nuestro entorno. Sólo si los creyentes repiensan estas ciencias humanas a través del diálogo entre razón y fe y se dejan mover por la caridad, la doctrina social florecerá en aportaciones evangelizadoras del mundo capaces de anticipar el Reino de Dios.
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