Domingo 1 de noviembre de 2020 – La santidad, una cosa del día a día.
Todos los Santos
H. Iván A. Virgen, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Te ruego que tengas por bien llevar a este pecador a aquel convite inefable, donde Tú con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres para tus santos luz verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable, dicha consumada y felicidad perfecta. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén. (Oración para después de la comunión Sto. Tomás de Aquino, fragmento).
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, y les dijo:
«Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Con este Evangelio recordamos a todos los santos, de manera especial a aquéllos que no tienen fiesta señalada en el calendario litúrgico; todos esos santos desconocidos. Ellos fueron hombres y mujeres de todas épocas que fueron amigos de Jesús, para quiénes cuya prioridad era el amor a Dios y al prójimo. Hombres y mujeres que, con su vida, tuvieron un impacto positivo en el mundo, y por los cuales el mundo ha experimentado la existencia de un Dios caritativo. Vivieron en el mundo, y en el mundo sufrieron muchas cosas que hasta hoy mucha gente sufre como hambre, persecución, sed de justicia, etc. Pero siguiendo el ejemplo de Cristo, siendo mansos y pobres de espíritu, fueron dichosos viviendo la fe en lo cotidiano de su vida. Esta fiesta nos invita a querer ser uno de ellos, y no olvidar que la santidad es algo que se encuentra en el día a día.
Por eso, es bueno conocer cómo estos hombres y mujeres vivieron y encontrar aspectos concretos para imitar o iluminar en nuestro actuar, conforme a la vida cristiana. Y así, aprender de ellos cómo hicieron de lo ordinario algo extraordinario con el amor y dejar un impacto en la vida de quienes nos rodean.
«Hoy es un día de alegría, pero de una alegría serena, tranquila, de la alegría de la paz. Pensemos en el ocaso de tantos hermanos y hermanas que nos precedieron, pensemos en nuestro ocaso, cuando llegará. Y pensemos en nuestro corazón y preguntémonos: «¿Dónde está anclado mi corazón?». Si no estuviese bien anclado, anclémoslo allá, en esa orilla, sabiendo que la esperanza no defrauda porque el Señor Jesús no decepciona» (Homilía de S.S. Francisco, 01 de noviembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
En este día, dedicaré un breve momento para investigar la vida de algún santo del que haya escuchado pero no conozca.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.