Domingo 11 de junio de 2023 – Corpus Christi – «Nosotros somos lo que comemos»
Camila Pinheiro, CRC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Como anhela la cierva los arroyos, así te anhela mi ser, Dios mío. Mi ser tiene sed de ti, Dios vivo; ¿cuándo podré ir a ver tu rostro? (Sal 42). Jesús, mi corazón despierta hoy a un nuevo día, despierta para escuchar tu voz, anhela alimentarse de tu vida y de tu palabra. Se despierta deseando contemplar cuanto me quieres y con ello aprender a darte las gracias. Sé que de día me enviarás tu amor, y por la noche me inspirarás un canto para mantenerme unido a ti, Dios de mi vida. Por ello, me abro con confianza a tu voz, y sé que no seré defraudado.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo». Disputaban los judíos entre sí: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Entonces Jesús les dijo: «Os aseguro que, si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo; no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
“El hombre es aquello que come” diría un filósofo materialista llamado Feuerbach. Su frase de cierto modo se podría interpretar de esta forma: los seres humanos no tenemos más transcendencia que la de este mundo, de aquello que comemos.
Desde la perspectiva de la fiesta que celebramos hoy – el Cuerpo y la Sangre de Cristo – nos damos cuenta de que no sólo convertimos la Eucaristía en nuestra vida, sino que, más bien, alimentándonos de ella somos nosotros transformados en lo que comemos – en el Cuerpo de Cristo – y nos asombramos del gran milagro que sucede a través de un acto tan cotidiano y a la vez tan esencial: el comer. Cabasilas, un gran teólogo del siglo XX, dice que, al comulgar del Cuerpo y Sangre de Cristo, su vida corre en nuestra vida y su sangre corre en nuestras venas (N. CABASILAS, Vida en Cristo, capítulo sobre la Eucaristía). La eucaristía es el único alimento que no da una vida que termina en la tumba, sino en el cielo. Piensa ¿qué otro alimento puede darnos una vida que no pasa?
Por otro lado, la comida en muchas culturas es un momento muy significativo: en el comer se transmite el amor y la creatividad del que preparó la comida, la hospitalidad con un invitado, se transmiten culturas y tradiciones familiares, se crean lazos, se reconcilian enemigos, se recuerdan momentos, se aprende a dar las gracias, se nutre el cuerpo. Jesús, compartiendo una comida muy especial con sus amigos más cercanos, reúne en un solo acto todos esos significados: congrega a todos en torno a sí; invita a los que están lejos a acercarse; los perdona con anticipación; los reúne y congrega como un solo cuerpo, una familia; los recuerda aquello que es importante (el amor), y no solo lo recuerda, sino que nos da testimonio de ello entregándose a sí mismo a través del pan y del vino. Y en cada misa nosotros somos esos amigos a los que Jesús invita a compartir ese momento ¿Qué nos queda más que darle las gracias por tan grande regalo?
Si nos convertimos en lo que comemos y, a través de cada misa recibimos tantos regalos gratuitamente, estamos también nosotros llamados a convertirnos en alimento para los demás.
«He aquí entonces un consejo para tomar las decisiones importantes. Cuando no sé qué hacer, cómo tomar una decisión definitiva, una decisión importante, una decisión que implica el amor de Jesús, ¿qué debo hacer? Antes de decidir, imaginemos que estamos ante Jesús, como al final de la vida, ante Él que es amor. Y pensando allí, en su presencia, en el umbral de la eternidad, tomemos la decisión para el hoy. Así tenemos que decidir: siempre mirando la eternidad, mirando a Jesús. Quizá no sea la elección más fácil, la más inmediata, pero será la buena, eso es seguro». (S.S. Francisco, Ángelus del 14 de noviembre de 2021).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Si hoy vas a misa, te invito a recordar y a dar gracias por todo lo que pasa alrededor de este banquete al que has sido invitado a participar.
Si no puedes ir a misa hoy ¿qué te parece el tomarte un momento en oración para darte cuenta de las oportunidades en las que pudiste ser pan para otros y dar las gracias por los momentos en los que te has sentido alimentado por Dios a lo largo de tu día?
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.