testimonio arrastra

Domingo 12 de marzo – «Se trasfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol».

H. Hiram Galán, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, quiero vivir con coherencia mi fe. Ayúdame a extender tu reino en la tierra incluso, si es necesario, con las palabras.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 17, 1-9
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. Ahí se transfiguró en su presencia: su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús.

Entonces Pedro le dijo a Jesús: “Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quiere, haremos aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”.

Cuando aún estaba hablando, una nube los cubrió y de ella salió una voz que decía: “Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puestas mis complacencias; escúchenlo”. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor. Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: “Levántense y no teman”. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.

Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: “No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

El Evangelio es el libro de las enseñanzas por excelencia. En él se delinea el camino a seguir para llegar algún día a la Jerusalén celestial.
Una continua invitación de Jesús es la de ser luz de las naciones, la de guiar a nuestros hermanos. «Ustedes son la luz del mundo». Es claro el mensaje del Señor, tenemos que ser luz en todo el sentido de la palabra. Por ello, al presentarse transfigurado, les muestra la fuerza del testimonio de quien irradia esa luz. Es la luz verdadera que no se enciende para esconderla sino para ponerla en lo alto e iluminar a los demás. Es por ello que también lo hace en un monte. Jesús muestra que el verdadero testimonio es capaz de suscitar en los corazones aspiraciones como las de san Pedro «que bien se está aquí», quien no termina de entender lo que está sucediendo, pero es tal la fuerza de la luz que doblega su corazón.
Ésta es nuestra misión, las palabras pueden convencer pero el testimonio arrastra. Ayúdame, Señor a que mi coherencia de cristiano, sirva como testimonio evangelizador. Que mi vida sea verdadera luz para aquellos que se encuentran en tinieblas y sombras de muerte.

«Miren, queridos amigos, la fe en nuestra vida hace una revolución que podríamos llamar copernicana, nos quita del centro y pone en el centro a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza y esperanza. Aparentemente parece que no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, cambia todo. Cuando está Dios en nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo, entonces y nuestra existencia se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar y de obrar de Jesús, de Dios.»
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de julio de 2013).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré reconciliarme con aquella persona a la que he herido y que mi falta de testimonio ha alejado de mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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