Domingo 15 de mayo de 2022 – Mil veces valdría más amar y sufrir, que nunca amar

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey Nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Dios mío misericordioso, que con pasión me amaste en mi miseria y pequeñez,  hoy quiero agradecértelo. Quiero poner en tus manos este momento, en que deseo únicamente dedicarme a ti. Con la misma ilusión con la que Tú me esperas siempre, quiero dirigirme a Ti durante este tiempo. Hazme escuchar tu voz con atención. Guíame para descubrir  tu voluntad para mí. Concédeme aprender a amar contemplándote, Señor. Madre mía, en tus manos encomiendo esta oración.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 13, 31-33. 34-35

Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará. Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Un detalle de cariño, aunque implique una renuncia, es una obra que siempre estamos dispuestos a emprender por quien amamos: todo con el simple deseo de alcanzarle una sonrisa –e incluso quizá una interior –que sólo nosotros le sabremos reconocer. Es en los detalles donde se vislumbra el verdadero amor, aquél amor que ha traspasado el concepto de deber, para convertirse en el concepto de donar. El jornalero que vive todo el día bajo el sol no conoce la razón de su fatiga sino sólo en su familia. La persona que se encuentra bajo el techo de un despacho sin poder ver caminar la luz del sol, no tiene otro fundamento en su labor, que el de volver a casa para ver a sus seres queridos. Una mujer que ofrece su quehacer entre el silencio y el servicio, encuentra su motivo en el rostro de su esposo y de sus hijos. El amor es la única razón por la que el hombre vive.

Todo debe tener un sentido de amor en nuestras vidas. Y todos alguna vez hemos tenido la experiencia de la falta del sentido del amor, donde cualquier trabajo y sacrificio se tornó en una tortura. Sin embargo, aunque todo fuese simplemente por alcanzar una sonrisa, valdría soportar cualquier pena. Pues entre más se ama, más se sufre. Pero mil veces valdría más amar y sufrir, que nunca amar: Tú nos lo enseñaste. Amarnos los unos a los otros, como Tú mismo nos amaste…

Señor, supiste enaltecer la idea de amor de tan sólo un simple sentimiento a  la entrega plena de la voluntad. Y así, si un detalle de cariño alcanzaría una sonrisa, dar tu vida por amarme, alcanzó de mí darte la mía. Así sea.

«Sólo seremos de verdad bienaventurados, felices, cuando entremos en la lógica divina del don, del amor gratuito, si descubrimos que Dios nos ha amado infinitamente para hacernos capaces de amar como Él, sin medida. Como dice San Juan: «Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor»».
(Homilía de S.S. Francisco, 28 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Participar en la Eucaristía, preferentemente en familia, y hacer una visita al Santísimo, antes o después, para orar por los que no experimentan el amor en sus vidas.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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