Domingo 17 de febrero de 2019 – Por Él, con Él y en Él.

VI Domingo del tiempo ordinario

H. Edison Alejandro Valencia Corrales, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, concédeme la gracia de poder siempre luchar por Ti, para Ti y en Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 6, 17. 20-26
En aquel tiempo, Jesús descendió del monte con sus discípulos y sus apóstoles y se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y de Jerusalén, como de la costa de Tiro y de Sidón.
Mirando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados.  Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!”
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En este domingo VI del tiempo ordinario, nos encontramos con uno de los evangelios, -como dicen los italianos- «secondo me» (según yo), más bellos para los fieles laicos. Al inicio del Evangelio vemos cómo nuestro Señor baja, con los doce apóstoles y se para en un llano con un gran número de discípulos y de gente. Sus doce apóstoles están con Él, pero también, y en su mayoría los «discípulos», aquellos hombres y mujeres que le siguen por el camino, y quieren aprender de la doctrina nueva que enseña nuestro Señor. Después de un rato el Señor «… levanto los ojos hacia sus discípulos…» (Lc 6, 20), o sea, que les ve y les habla al corazón a cada uno de los «laicos» diciéndoles: «Dichosos los … porque vuestro es…».

El Señor mismo mirándote a los ojos de tu corazón te dice estas palabras; te da esperanza de vida, de vivir y sufrir por Él, con Él y en Él; de saber que estás en el mundo como laico coherente, que no debes tener miedo de ser pobre de espíritu, de tener hambre de justicia, de llorar por la falta de Amor en el mundo; no debes de temer cuando te insulten, te excluyan y te odien por causa de Cristo y de su Evangelio, pues al Señor no se le escapa nada y tendrá en cuenta cada acto de valor que haces por Él y por el prójimo.

«Los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia. Necesitamos su testimonio sobre la verdad del Evangelio y su ejemplo al expresar su fe con la práctica de la solidaridad. Demos gracias por los laicos que arriesgan, que no tienen miedo y que ofrecen razones de esperanza a los más pobres, a los excluidos, los marginados … que los fieles laicos cumplan su misión específica, la misión que han recibido en el bautismo, poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual».
(Homilía de S.S. Francisco, mayo de 2018).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un acto cristiano valeroso en este día, día del Señor.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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