Domingo 19 de enero de 2020 – Y he dado testimonio
H. Alexis Montiel, L.C.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, que no me olvide de la bondad de tu amor que he experimentado en este periodo navideño y te proclame a todos los pueblos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34
Al día siguiente, vio Juan el Bautista a Jesús, que venía hacia él, y exclamó: «Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo he dicho: ‘El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua, para que él sea dado a conocer a Israel»
Entonces Juan dio este testimonio: «Vi al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y posarse sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja y se posa el Espíritu Santo, ése es el que ha de bautizar con el Espíritu Santo’. Pues bien, yo lo vi y doy testimonio de que éste es el Hijo de Dios».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Un día vi un niño que corría con su mamá para enseñarle el regalo que un amigo suyo le había dado de cumpleaños. Me pareció muy tierno cómo el niño se percataba que la envoltura no estaba tan bien hecha, por lo que sabía que su amigo lo había envuelto personalmente. Al abrirlo vio una carta de su mejor amigo; no la vi, podemos imaginarnos que tenía muy mala letra u u ortografía, pero el niño estaba feliz, pues su amigo le escribió cuán buenos amigos eran y lo mucho que lo apreciaba. Esto lo estuvo diciendo a muchos en la comida.
San Juan Bautista no se queda para sí uno de los mejores regalos, es el primer anunciador de la buena noticia, el que prepara el camino del Señor. Tras este periodo de Navidad, entramos en el tiempo ordinario, un tiempo en el que no vamos a ver al Espíritu Santo descender sobre alguien, pero sí hemos recibido una buena noticia que nos fue revelada en la cuna de Belén y que, como los pastores o los sabios de oriente, ha de ser anunciado a los demás. San Juan Bautista nos revela el fin del periodo de Navidad y nos invita a proclamar lo que hemos visto.
Digamos como san Juan Bautista: «Y yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el hijo de Dios».
«El encuentro se había producido cerca del río Jordán, donde Juan Bautista bautizaba; y aquellos jóvenes galileos habían elegido al Bautista como guía espiritual. Un día vino Jesús y se hizo bautizar en el río. Al día siguiente pasó de nuevo y entonces el Bautizador —es decir, Juan el Bautista— dijo a sus dos discípulos: “He aquí el cordero de Dios”. Y para aquellos dos es la «iluminación». Dejan a su primer maestro y siguen la secuela de Jesús.»
(Homilía de S.S. Francisco, 30 de agosto de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un detalle que manifieste el amor de Dios para los demás, como invitar a un amigo a la confesión o a misa.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.