Domingo 20 de febrero de 2022 – «En el dolor puedo crecer»
Óscar Rendón, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
En tus manos me pongo Señor, dame la gracia de escuchar tu Palabra de la manera que quieres, que pueda aplicarla y hacerla propia en mi vida, para gloria tuya, amor a los demás y santificación mía.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 27-38
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué merito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué merito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio de hoy, sin duda, muestra uno de los desafíos a los que humanamente nos enfrentamos a diario, es tal vez, una de las peticiones (dichas por Jesús) que humanamente nos pueden costar más. Para ninguno de nosotros es un secreto que el hombre es orgulloso y combativo por naturaleza, es parte de nuestra humanidad y eso hace que, incluso, al leer estas líneas pudiéramos generar una especie de resistencia, rechazo o impotencia, porque son palabras fuertes y podemos sentir que van contra la lógica de algunas situaciones. Pero hoy, la invitación es a que miremos con más detalle este Evangelio, ¿qué nos dice Dios?, ¿qué nos pide? Sin duda, nos invita a expandir nuestro corazón y disponerlo para amar más, pero esta expansión, este crecimiento duele, y como también es natural, nos resistimos al dolor.
Por ejemplo, pensemos cuando éramos adolescentes, y algunas veces sentíamos dolor en nuestros huesos, eso se debe a que nuestro sistema óseo, en esa etapa de crecimiento, tenía una especie de “fracturas controladas” que permitían que nuestros huesos crecieran, y eso, causa dolor; si supiéramos que eso iba a pasar, tal vez, nadie desearía crecer, pero, aun así, lo vivimos y no hay duda de que es para nuestro bien.
Estar por encima del orgullo y los prejuicios con los que hemos crecido y vivido, no es fácil, pero Dios nos pide eso, porque son precisamente las cosas que nos atan y no nos dejan acercarnos a Él y desde luego nos alejan de los demás. No miremos estas palabras como mandatos que Dios nos da para que nuestra vida se torne más difícil, al contrario, si vemos estas palabras con su mirada, nos liberaremos de aquello que no nos deja crecer, posiblemente dolerá, pero será justo lo que necesitamos para que en nuestro corazón habite el amor, que es Dios mismo.
«Jesús nos dice dos cosas: primero, mirar al Padre. Nuestro Padre es Dios: hace salir el sol sobre malos y buenos; hace llover sobre justos e injustos. Su amor es para todos. Y Jesús concluye con este consejo: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. Por lo tanto, la indicación de Jesús consiste en imitar al Padre en la perfección del amor». (S.S. Francisco, Homilía del 18 de junio de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Piensa en esos momentos si has sido una persona que antepuso su orgullo con alguien y eso ha hecho que su relación se torne distante, puede ser un amigo o un familiar, y pensar si mi orgullo vale más que el don de tener a esa persona en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.