Domingo 20 de marzo de 2022 – «Vinimos para dar fruto»

Óscar Rendón, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por la oportunidad de compartir este momento contigo, dame la gracia de abrir mi mente y mi corazón a aquello que me quieres mostrar, dame la gracia de aprovechar esta Cuaresma y todo mi ser, para que, por medio de ti, pueda dar el fruto que esperas de mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús contestó: -«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera». Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?’ Pero el viñador contestó: ‘Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas'».

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cuando leemos este pasaje, creo que nos debe venir a la mente la continua y reafirmada muestra de amor que Dios tiene por cada uno de nosotros, cumpliéndose las palabras de Cristo en Juan 12, 47: no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. Dios es nuestro Creador, sabe lo que hay en nuestros corazones y sabe del potencial que tenemos para hacer el bien; ¿cómo no ha de ser posible esto, si estamos hechos a su imagen y semejanza? Es cierto que, ante situaciones como la guerra, el hambre, la corrupción, la pobreza, la indiferencia, podemos desalentarnos un poco y perder la esperanza en la humanidad; pero este Evangelio nos muestra que, para Dios, no es así. Él nos ama tanto que nos regala tiempo y oportunidades para crecer y dar fruto, es cuestión de estar dispuestos a su gracia, encontrarlo hasta en los detalles más sencillos y vencer poco a poco nuestro orgullo.

Ahora, pensemos en un padre que le exige a su hijo, no para hacerlo sufrir, sino porque quiere que saque lo mejor de sí, y esta es precisamente la otra parte de la parábola. Somos conscientes de los dones que Dios nos ha dado, y por tanto nos exige, porque por medio de ellos podemos seguir aportando a la instauración de su Reino en este mundo, por medio de estos dones, enfocados al bien, podemos seguir mostrando el rostro amoroso de Dios.

«El dueño representa a Dios Padre y el viñador es la imagen de Jesús, mientras que la higuera es un símbolo de la humanidad indiferente y árida. Jesús intercede ante el Padre en favor de la humanidad ―y lo hace siempre― y le pide que espere y le conceda un poco más de tiempo para que los frutos del amor y la justicia broten en ella. La higuera de la parábola que el dueño quiere erradicar representa una existencia estéril, incapaz de dar, incapaz de hacer el bien. Es un símbolo de quien vive para sí mismo, sacio y tranquilo, replegado en su comodidad, incapaz de dirigir su mirada y su corazón a aquellos que están cerca de él en un estado de sufrimiento, pobreza y malestar. A esta actitud de egoísmo y esterilidad espiritual se contrapone el gran amor del viñador por la higuera: hace esperar al dueño, tiene paciencia, sabe esperar, le dedica su tiempo y su trabajo. Promete al dueño que prestará una atención especial a ese árbol desafortunado». (S.S. Francisco, Ángelus del 24 de marzo de 2019).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Con proyección al futuro, analiza cuál es tu talento, qué dones te ha dado Dios y pregúntate: ¿los has utilizado adecuadamente, los has cultivado y hecho crecer no sólo para tu bien, sino para los demás? ¿Qué puedes hacer para seguir mejorando en este aspecto? Visita a la Eucaristía y pon esto en sus manos para que te guíe y te dé el fruto que te pide.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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